martes, 20 de agosto de 2013

Reflexiones de verano

escribir, compartir, leerlo
El calor no da tregua. Pero estamos en la época, pleno Agosto, así que es más lógico que el sol apriete ahora y no en Octubre.
Ya se han terminado las vacaciones, ese hermoso paréntesis del que hablaba hace pocos días, ya estamos de nuevo en ruta, rutina rutinaria, empezando a rodar. Se ocupa más el tiempo y es más difícil buscar el momento para reflexionar, además, el calor no ayuda demasiado. Me obligo. No sé si hay alguien que tenga tiempo para gastarlo en leer estas humildes líneas, pero pensando en ese “alguien” siento una responsabilidad que debo cumplir (mis pensamientos, emociones…), es una responsabilidad liviana pero responsabilidad al fin y al cabo a mis hipotéticos lectores. Todavía no soy consciente de esto, no me veo como escritor. Debe ser bonito. Me acuerdo de Manuel.
Manuel José Díaz Vázquez es un escritor, paisano y hermano. Este verano estoy leyendo su último libro “Apuntes y memorias del peor estudiante del mundo” de la editorial Liber Factory. Me gusta mucho leer sus trabajos porque me transporta a mi infancia, a ese entorno, a aquellas escuelas, a aquellos amigos compañeros de estudios y de penalidades. Manuel me lo ha dedicado en persona y yo pensaba sobre esto de lo qué pensará un escritor de verdad sobre los que leemos su obra, lo que él ha parido, a veces tan suyo, y, sin embargo, ahora, tan de todos.
He quedado en escribirle mis impresiones cuando lo termine de leer. Es muy fácil porque me identifico mucho con su manera de ver las cosas, “con sentido del humor e ironía ingenua” como dice en el comentario de la contraportada. Es su cuarto libro. Los tres anteriores se los comenté en persona, en mis esporádicas visitas “al pueblo” (como dicen aquí). En su segundo libro me escribió en la dedicatoria “… agradeciéndole su atenta lectura y sus comentarios.” Lo hago con gusto, como digo, y lo animo y me gusta como escribe, claro que estoy en la parte del lector, del crítico, en la parte en la que no se nos exige nada, tan solo se nos agradece el entusiasmo. ¿Cómo será desde su parte? Supongo que se buscará la perfección, el estilo, la ingeniosidad, tal vez la humildad y la sencillez…

miércoles, 7 de agosto de 2013

El paréntesis

vacaciones,descanso,veranoDisfruto de un paréntesis. Es verdad que hay mucha gente que no puede, me acuerdo de ellos. Nosotros, este año todavía hemos podido, gracias a Dios.
Las vacaciones de verano son como un paréntesis en el devenir normal de la rutina diaria. ¡Bendita rutina! Aunque haya días que nos quejemos, a veces con razón, otras por egoísmo, porque si comparamos nuestros problemas con los de muchos de los habitantes de este mundo, y lo hacemos desde un prisma de objetividad, seguramente, en muchos casos, nos recriminaríamos avergonzados.

Y aquí estamos en pleno paréntesis veraniego. ¡Con qué facilidad “desconecto”! Me exijo desconectar. Ya tendré tiempo de preocuparme, me digo. Es verdad que me cuesta más “conectar”, pero todavía falta tiempo para eso. Así que toca hacer cosas nuevas, sin prisa, sin mirar el reloj, mañana no hay que levantarse obligado por la terca responsabilidad del despertador… ¡ah! ¡que placer!
Disfrutamos conociendo nuevos sitios, nuevas gentes, nuevas formas de hablar… Es curioso que, aún dentro del mismo país, haya tanta diferencia en la forma de hablar y en las costumbres, en distancias tan cortas. Muchos trabajan para atender nuestro paréntesis. Las vacaciones de una parte genera empleo a la otra que lo tiene más difícil. Bueno, es algo, aunque apenas disimula el problema del desempleo. No nos dejamos engañar por las marchas triunfales de la hipocresía de los gobernantes empeñados en autoconvencerse de que el pueblo es ignorante e iluso. Ya no sabemos cómo demostrarles lo contrario.