sábado, 17 de agosto de 2024

¿Qué es el hombre?

Blaise Pascal (1623-1662), filósofo, matemático, físico, teólogo y apologista francés, escribió una
pregunta que bien podría haberla sacado del Salmo bíblico nº 62 en uno de sus muchos escritos influenciados por la Biblia en esa etapa teológica que experimentó a raíz de un trastorno depresivo y posterior experiencia religiosa que vivió cuando tenía 31 años: "¿Qué es el hombre en la naturaleza? Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada, un término medio entre la nada y el todo."

El salmista llega a esta misma pregunta cuando observa la creación: "Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre, para que cuides de él?" (Salmo 8:3-4). Estos mismos versículos se aplican a Jesucristo en la carta a los Hebreos en el Nuevo Testamento porque Él es la única persona que de verdad consigue lo que había sido preparado para el hombre tal y como se menciona en Génesis, pero Adán y con él la raza humana, ya no cumplen esta posición de dominio desde la caída, es decir, desde el momento en que decide desobedecer a Dios, independizarse y, por consiguiente, enemistarse con Dios y, a estas alturas, dar por muerto a Dios y decidir que todo es fruto del azar y que Dios no ha sido el Creador ni tiene nada que ver con el designio, el orden y la belleza que se atisba en todo lo creado.

Pero a través de los siglos la Biblia sigue proclamando que la Creación es testimonio claro y contundente del Creador: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día, y una noche a la otra declara sabiduría. No es un lenguaje de palabras ni se escucha su voz; pero por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras." (Salmo 19:1-4). "Los cielos cuentan... el firmamento anuncia... un día comunica su mensaje... no se escucha su voz pero por toda la tierra salió su voz..." Una imagen vale más que mil palabras, dice el dicho y las imágenes se multiplican para declarar la evidencia.

Los investigadores no creyentes se devanan los sesos inventando teorías que traten de explicar las maravillas de la naturaleza como fruto del azar, sin un designio, sin un propósito y para eso utilizan su cerebro ¡uno de los testigos de la complejidad que se aprecia en todo lo creado! Miles de millones de células unidas por multitud de puntos de conexión crean un número inimaginable de interacciones, y esto es la base del pensamiento humano.

¿Qué es el hombre? La Biblia le devuelve la dignidad al hombre que algunos científicos ateos tratan de quitarle como sea porque la Palabra de Dios dice que el hombre y la mujer son más que un conjunto de células y el resultado de una creación compleja; el hombre y la mujer, a diferencia de los animales recibió "aliento de vida" de Dios quien los formó personalmente de manera que son, no un ser viviente solamente, sino un alma, una unidad de lo físico y lo espiritual. ¿Qué es el hombre? Es más que un conjunto de células, es un alma viva, un ser responsable, una persona que puede decir :"Existo" y que, si quiere, puede relacionarse con su Creador: Dios mismo.

Al contrario de lo que muchos aseguran, Dios no está escondido, ni lejos, ni ocupado en otras cosas; Dios se revela no solo a través de la creación, también lo hace a través de Su Palabra y de Su Hijo Jesucristo. Es en Su Palabra donde asegura que a los que reciben a Su Hijo como Salvador, Dios les da derecho de ser sus hijos (Juan 1:12) porque todo el que cree en Jesús, el Hijo de Dios, está .unido a Él. Es tan sencillo como decírselo, pedirle que te perdone, que entre en tu corazón y que sea el Señor de tu vida. Entonces entenderás qué significa ser salvo gracias a la obra preciosa y completa de Jesucristo.

sábado, 10 de agosto de 2024

La obediencia

Esta semana he leído una frase del pastor Tripp que me ha parecido muy impactante en lo que concierne a los creyentes cristianos y a los no creyentes: “Para el creyente, la obediencia no es algo doloroso, sino un motivo de gozo. Cada acto de obediencia celebra la gracia que lo alienta y capacita.”

Si tú que lees esto no eres un verdadero seguidor de Cristo, un cristiano,  encontrarás difícil entender esto porque habla de gracia: se refiere a la gracia de Dios, ese favor inmerecido que tiene con todos los que una vez hemos sido enemigos de Él y que hoy nos hemos reconciliado gracias a la Obra de Jesús en la cruz por medio de la cual somos perdonados y limpiados de nuestro pecado. La Biblia, la Palabra de Dios dice que somos salvos por Gracia, por medio de la fe, como un regalo de Dios. La Gracia nos sostiene y como dice la frase mencionada arriba nos anima y capacita para obedecer aquellas cosas que le agradan a Dios. Esas cosas suelen estar en frontal oposición con la “corriente” del mundo porque entre ellas se encuentran las instrucciones o estatutos que Dios nos da para que crezcamos espiritualmente de manera que nuestras vidas le den a Él la gloria, el único digno de recibirla. La gente no creyente, a los que la Palabra de Dios llama pecadores, precisamente porque desobedecen o no tienen ningún interés en Dios ni en sus cosas, prefieren tener sus propias reglas que atienden principalmente a sus propios intereses casi siempre egoístas e interesados. Sé que alguien puede decir que esto es muy genérico, que hay personas muy generosas, buenas y cariñosas con los demás, claro que eso es siempre desde “su” perspectiva. La Biblia dice que ante la santidad de Dios, no hay nadie bueno hasta el punto de que nuestras obras son como “trapos de inmundicia” a Su vista. Claro que los pecadores tienden a pensar que son más sabios de lo que realmente son y suelen convencerse muy fácilmente de que sus errores no son tan malos como parecen. Hay una sentencia impactante en la Biblia, en la carta de Pablo a los Romanos que ratifica lo que acabo de escribir: “Profesando ser sabios, se hicieron necios.” El hombre y la mujer que no conocen a Dios ponen a Dios a su altura y se consideran capaces de juzgarle y de opinar como si fuesen más sabios que Él; Dios, simplemente les llama necios. ¿Qué cómo se ha llegado a esto? En su alejamiento de Dios y de Su Palabra, los pecadores tienen un código moral formado por sus deseos en lugar de la ley de Dios que es sabia y perfecta. La Biblia trata de explicarnos con palabras que podamos entender lo que es inexplicable e incomprensible para nuestra capacidad: conocer a Dios. Veamos un ejemplo: “He aquí que las naciones son como una gota de agua que cae de un balde, y son estimadas como una capa de polvo sobre la balanza. Él pesa las islas como si fueran polvo menudo. El Líbano no bastaría para el fuego ni todos sus animales para un holocausto. Todas las naciones son como nada delante de él; son consideradas por él como cosa vana, y como lo que no es. ¿A qué, pues, harán semejante a Dios; o con qué imagen lo compararán?” (Isaías 40:15-18).

Ante estas verdades, los pecadores tienden a rebelarse en vez de someterse porque en su condición su orgullo y amor propio les lleva a no querer someterse a Alguien superior, Alguien que se anuncia como el Creador y Dueño de universo que como tal pone unas normas donde impera la bondad, la generosidad, la misericordia, el amor y el reconocimiento de que somo meras criaturas creadas por Dios, el que como dueño y Señor pedirá cuentas un día de lo que hemos hecho con Su creación y especialmente con Su Hijo al que envió para poder habilitar el Camino que nos lleve a la Reconciliación y a la Adoración de Su Santo Nombre.

Ante este contraste, los salvos por la gracia de Dios reconocemos que es un milagro de Su Gracia que seamos capaces y deseemos obedecerle, nosotros que en su momento hemos estado totalmente en contra de Sus estatutos, algo enteramente normal ya que el hombre natural no puede hacer las cosas que a Dios le agradan porque estas cosas solo se pueden descifrar espiritualmente. Pero el verdadero cristiano vive conforme al Espíritu porque el Espíritu de Dios vive en Él desde el momento en que acepta a Jesucristo como su único y suficiente Salvador.

Dios nos ha dado la bendita capacidad de ser felices y gozarnos profundamente cuando obedecemos a Dios a pesar de que sea Alguien al que no podemos ver ni tocar pero en cambio es Alguien a quien sí podemos escuchar a través de Su Palabra registrada en la Biblia. Es en ella dónde podemos encontrar la razón de nuestro gozo al obedecer a Dios ya que la obediencia celebra la Gracia, cada momento de sumisión a Su Voluntad celebra esta realidad: “Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes, ya que no están bajo la ley sino bajo la gracia.” (Romanos 6:14).

Por tanto es una realidad en el verdadero creyente que mientras obedecemos estamos experimentando las riquezas de la Gracia de Dios hasta el punto de que damos gracias sinceramente cuando nos sometemos a Dios porque sabemos que hemos sido rescatados por la Gracia.