Doy gracias a Dios por disponer de días de tranquilidad para “desconectar” del día a día. De todas
formas estoy muy apegado al día a día y al poco de estar desconectado, ya lo estoy echando de menos. Así me ha pasado otra vez en la pasada Semana Santa en la que junto con mi esposa pudimos disfrutar de ese descanso que deseamos de vez en cuando y que aprovechamos para visitar a la familia y a los hermanos de otras iglesias, cuando surge la oportunidad.
Es una desconexión no exenta de conexión ya que, como no puedo estar sin hacer nada, he aprovechado mucho el tiempo adelantando los apuntes para la Escuela Dominical de Adultos para cuando terminemos el libro que estamos estudiando actualmente. De paso que los preparo, estudio o repaso los temas que van saliendo y así disfruto con algo que realmente me gusta hacer. El libro sobre el que estudiaremos es uno de los recomendados del pastor Will Graham: “Doctrina Bíblica” de Grudem. Muy adecuado para una Escuela Dominical, creo yo.
Will Graham es uno de los pastores que he escuchado en la última PxE (Pasión por el Evangelio): os recomiendo su Blog. Ha sido un gran descubrimiento junto con Israel Sanz y Mark Dever, tres expositores de la Palabra que no conocía y que recomiendo escuchar ya que no es fácil encontrar conferenciantes fieles a La Palabra como lo son estos hermanos. Del pastor Israel Sanz hay muchas predicaciones en Internet ¡muy recomendables!
Lo que en ese tiempo no he podido hacer ha sido escribir para el Blog. Básicamente porque no disponíamos de Internet nada más que en el móvil, lo cual es una ventaja si se quiere uno desconectar. Pero claro, teniéndolo en el móvil, al final vas a ver los correos y las cosas en las que tienes interés en estar al día por lo que una desconexión total es un reto al que no he podido hacer frente. Me pesa la responsabilidad y creo que hago bien no perdiendo de vista los correos, por lo que pueda pasar.
Lo que sí he podido hacer es disfrutar de la Creación de Dios: cuando miras lo que te rodea con los ojos de un admirador del Creador, puedes recrearte en su belleza de una forma especial porque ¡todo lo hizo hermoso en gran manera!
Contemplo la majestuosidad del mar y recuerdo el texto: “¿A mí no me temerán?, dice el SEÑOR. ¿No temblarán delante de mí, que puse la arena como límite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantarán sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasarán’.” (Jeremías 5:22). Arena como límite del mar. Impresiona comprobarlo. Se levanta la ola, orgullosa, fuerte, potente y descarga su poder sobre la arena hasta llegar a ser una suave presencia que acaricia tus pies con un beso frío y amable, como juguetón, como recordándote que no debes temer, que no va a pasar de ese límite marcado por Su Hacedor.
Me resulta sencillo quedar embelesado por las maravillas de la creación: no solo el mar, también la fuerza que emanan los árboles, la armonía de un bosque, el despliegue de colores, la fortaleza del tronco de un gran árbol, el movimiento armonioso y poderoso de sus ramas… El gran sabio Salomón dedicaba tiempo a estas observaciones: “También disertó acerca de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en la pared.” (1 Reyes 4:33).
Suele quedar empañada tanta belleza por las huellas del paso del hombre; es como si en lugar de “cultivar y guardar el jardín” como nos encargó Dios en Génesis 2, nos ocupásemos de ensuciarlo y afearlo intencionadamente. No siempre es así, es verdad, pero donde es así “canta” bastante y pone un punto de tristeza en tanta alegría desbordante.
Es una bendición poder desconectar de esta manera. Con sencillez, con cosas fáciles y asequibles, no es necesario buscar la grandilocuencia como el que está harto de todo porque en realidad no ha aprendido a disfrutar de las cosas pequeñas; no es necesario eso. Simplemente es estar agradecido por las cosas que Dios nos da. De eso se trata: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18).