otoño hoy y no es que lo diga el Observatorio, simplemente conque salgas a la calle ya te lo dice el ambiente fresco de esta mañana. Como ya sabéis los que leéis esto, yo soy más de sol que de sombra y solo de pensar que ya se ha acabado el verano, no es que me deprima, pero ya no estoy "tan agustito" como dice alguno. Pero es curioso que hay gente a la que le da muy fuerte esto del cambio de estación. Se habla incluso de la depresión otoñal como una realidad que afecta a gente en su estado de ánimo y que se les ve decaídos, como sin fuerza, tristes, o sea, que puede que todas esas cosas les afecten en su salud y no me extraña porque la alegría que producen los rayos del sol es algo real con su fuerza de vitamina D y todas esas cosas. Claro que los que lo pasan mal con el calor están súper contentos habiendo dejado atrás las olas de calor por las que se ha caracterizado este verano, olas de calor que han superado con creces ese bienestar de unos rayos de sol agradables que se convirtieron en llamas de fuego de soplete directamente dirigidas contra nuestra piel.
Y es que los extremos ya sabemos que no son buenos; fíjate lo que dice el autor del libro de Eclesiastés en la Biblia: "¡No seas demasiado bueno ni demasiado sabio! ¿Para qué destruirte a tí mismo?" (Eclesiastés 7:16). Hay que interpretar bien las cosas a la luz de todo el contenido de la Palabra y digo ésto porque alguien me puede decir que parece que la Biblia nos está incitando a pecar un poco (¡No seas demasiado bueno!); si os fijáis en el contexto, el Predicador no está aquí hablando de los pecados ni de pecar más o menos, más bien se está refiriendo a una filosofía de vida, buscando los beneficios, la prosperidad, la felicidad a través del seguimiento estricto de los principios religiosos y de la sabiduría. Yo creo que el Autor nos está diciendo que no seamos fanáticos. Además, como he dicho muchas veces, los textos hay que leerlos dentro de su contexto y el texto siguiente dice a propósito de no pecar ni siquiera poco: "Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?" Está claro que quienes viven pecando el propio pecado los destruirá definitivamente; otra cosa es que recordemos que somos humanos y pecadores lo que significa que, como leemos en primera de Juan: "Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón. (1ª Juan 1:8-10).
La Biblia aconseja y guía siempre hacia un equilibrio en la vida tanto la vida cristiana como la vida secular: "Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar. Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse. Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo para guardar y un tiempo para botar. Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz." (Eclesiastés 3:1-8). Ante lo cambiante que es la vida es como si el escritor nos aconsejase equilibrio ante todo lo bueno y malo que aparece: altibajos que para soportarlos bien hay que armarse de paciencia y equilibrio y, como muy deseable teniendo la conciencia en paz bajo una dependencia muy humilde de la provisión y la providencia de Dios.
La Palabra de Dios nos guía a ese equilibrio porque conoce los estragos de los extremos; Pablo, en sus cartas, sigue la misma línea de consejos animándonos a que no andemos como insensatos sino como sabios. Tenemos que tener claro que la Biblia llama sabios a los que viven conforme a la sabiduría de Dios revelada en la Biblia y, por el contrario, califica como insensatos o necios a aquellos que le dan la espalda a Dios como una demostración de su soberbia y engreimiento ante el Creador. Par dios, la sabiduría que se menciona aquí no se refiere a un cúmulo de conocimientos, sino que hace referencia a una conducta ante Dios conforme a sus indicaciones para que le agrade como Dios y soberano que es y esto implica una sumisión a la voluntad de Dios, obedeciendo a lo que Él nos ha indicado en Su Palabra.