martes, 6 de mayo de 2025

¿Quién soy yo?

Dentro de la serie de preguntas clásicas sobre la existencia y Dios "¿Quién soy yo?" se me ha resistido, de
hecho, desde febrero del 2023 no había abordado este tipo de preguntas a veces tan difíciles de contestar, aunque es verdad que si reviso algunos de estos artículos la habré mencionado más de una vez, especialmente cuando hablo de la teoría de "ser producto del azar", como en el último artículo publicado ya hace mes y medio, ¡cómo pasa el tiempo! por eso me toca escribir ya aunque sea contestando a una pregunta con tanta miga como ésta.

Ya sé que a muchas personas este tema les importa poco porque es la típica pregunta que te lleva a temas religiosos y más concretamente a la Biblia, pero como me toca escribir y además tengo eta pregunta pendiente en mi lista de "preguntas clásicas", pues qué mejor que hoy que ¡por fin! tengo tiempo para hacerlo.

Ya hace años que me hice esta misma pregunta buscando la típica respuesta al sentido de la vida y como la Guía más inefable que tengo para contestarla es la Biblia, pues he tenido que abrirla por el principio, por el Génesis, que es donde se nos dice, según Dios, el Creador, ¿quienes somos nosotros? ¿dónde comienza nuestra historia? Y lo primero que nos dice es: "Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra”. Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó." Aquí aparece la palabra hebrea 'adam', palabra que casi siempre significa "hombre" o "ser humano". Nosotros la conocemos más por Adán, el primer hombre creado según la revelación bíblica. Es muy curioso descubrir que este nombre, Adán, es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre: Adán supone ambos sexos y, todavía más curiosos, Adán supone una relación entre personas, comunidad (hombre-mujer). El teólogo alemán Claus Westermann escribió: "Solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano." Yo creo que se refiere a la condición del ser humano de ser una criatura comunicativa, como su Creador de ahí que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es a la hora de relacionarse con otras personas que desarrollamos nuestra identidad como humanos. La versión de la Biblia 'La Nueva Biblia de Jerusalén' dice así: "Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó." (Génesis 1:27). Desde el inicio la Biblia coloca al hombre y a la mujer al mismo nivel; es verdad que Adán se suele usar en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, pero también es cierto que tanto Adán como Eva son nombres genéricos que indican a toda la humanidad. En esta línea es interesante ver la traducción de la Reina Valera 1960 de Génesis 2:23 cuando Adán ve y sabe la procedencia de la mujer: ""Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada." En hebreo 'ishah' femenino de 'ish' varón. 

Volviendo a la primera declaración de Génesis 1:27 tenemos la respuesta de Dios a la pregunta ¿de dónde venimos los humanos? "Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó." Siempre me ha parecido muy importante la dignidad que Dios nos da como criaturas suyas: el ser humano, macho y hembra, al igual que Dios y al contrario de los animales posee características de Su Creador que lo hace superior al resto de los animales, posee un lenguaje y una conciencia, puede pensar, es más, puede meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo, puede responsabilizarse de sus actuaciones ante Dios, entrar en un contrato con el Creador e incluso hacer alianza con Él.

Pierre Grelot fue un sacerdote católico francés, gran estudiosos de la Biblia, teólogo y profesor del Instituto Católico de París, además de ser un experto en arameo; escribió un libro cuyo título nos recuerda sobre qué estamos hablando: " Hombre, ¿quién eres?"; en él escribió: "El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” ... La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice...”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja". El Adam es imagen de Dios. De hecho, de toda la Creación, solo el ser humano fue hecho a "imagen de Dios" para representarlo, teniendo claro que nuestra similitud con Dios es espiritual, emocional e intelectual. 

¿Podías imaginarlo? "Soy un representante de Dios, el Creador", ese soy yo... y tú.

Más tarde el autor de Eclesiastés escribió que hemos distorsionado la imagen de Dios escogiendo el pecado y la inmoralidad por encima de la santidad y de una relación íntima con Dios: "Mira, he hallado solo esto: que Dios hizo al hombre recto, pero los hombres se han buscado muchas otras razones”.

Hoy podemos quitarnos de encima esa imagen distorsionada de Dios en nosotros por causa del pecado, eso sí, no podemos hacerlo solos, hay que nacer de nuevo por el poder del Espíritu Santo: "Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad." (Efesios 4:22-24).

Nuestra procedencia divina nos dice a través de la voz de Dios que Su deseo es que volvamos al Plan primero, criaturas de Dios relacionadas con Él; la Biblia, la Palabra de Dios nos dice que tenemos que "volver a nacer" ¿qué significa eso? Preguntó Nicodemo cuando se lo dijo Jesús y Jesús le dio dos ilustraciones (estoy en Juan 3:8): El viento: "El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu." El viento es invisible, impredecible y, a pesar de ello, evidente, está ahí. La Fuente es Dios y no el hombre. El nuevo nacimiento tiene su origen en Dios (Juan 1:13). Es enviado por Él para obrar invisible y poderosamente en el cambio de vidas. 

La segunda ilustración es la serpiente de bronce de la que se habla en el Antiguo Testamento (Números 21:6-9). El pueblo de Israel había pecado y estaba siendo castigado de manera que muchos morían, Dios le mandó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y que la pusiera sobre un poste bien alto en donde todo el que quisiera mirar pudiera verla. Todos los que creían la palabra de Moisés y miraban a aquella serpiente de bronce eran sanados. Jesús dijo que Él sería igualmente "levantado" como aquella serpiente de bronce lo prefiguraba; evidentemente aquel "levantamiento" iba a ser en la cruz (Juan 12:32-33). El nuevo nacimiento tiene lugar mirando a Jesús como el crucificado por nuestros pecados. El resultado de ese nuevo nacimiento es que tenemos un corazón y un espíritus nuevos y somos hechos partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4); además, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros (Romanos 8:9) y pasamos a formar parte de la familia de Dios (1 Juan 3:1; Juan 1:12) y además, por si todo esto fuera poco, tenemos garantizada por la Obra grandiosa y perfecta de Jesús, la vida eterna ((1 Juan 5:11-12).

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