Hoy ha amanecido un día con mucho
viento aunque sin frío, lo que ya es de agradecer porque cuando además de
viento hace frío la sensación térmica es que la temperatura es más baja de lo
que es en realidad y se sufre un poquito más.
El viento: Es curioso ver cuántas
veces y en qué circunstancias se menciona este fenómeno meteorológico en la
Biblia. Posiblemente el pasaje que primero se nos viene a la cabeza es aquel en
el que Jesús calma la tempestad cuando están cruzando el Mar de Galilea ante el
asombro de los discípulos que comentan maravillados: “¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?”
Otra historia protagonizada por
Jesús y el viento es más conocida porque Jesús camina sobre el agua para
acercarse a la barca en la que bogaban sus discípulos “azotada por las olas, porque el viento
era contrario.” Luego se cuenta la “prueba de fe” de Pedro que intenta
andar sobre el mar como Jesús y finalmente dice “Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca le adoraron diciendo:
¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!” La divinidad de Jesús se pone en
evidencia en este versículo en el que no se opone a ser adorado sabiendo que
sólo a Dios se le puede adorar, tal y como los judíos sabían perfectamente.
El viento es usado a menudo para
ilustrar algunas de las enseñanzas más complejas como, por ejemplo, cuando
Jesús lo compara al Espíritu Santo: “El
viento sopla de dónde quiere, y oyes su sonido;
pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido
del Espíritu”, en el sentido de que en el llamado ‘nuevo nacimiento’ es una
obra hecha según la voluntad de Dios, no es algo que nosotros podamos controlar
o hacer por nuestro deseo y, en segundo lugar, es algo invisible, solo conocido
entre Dios y la persona nacida de nuevo; es algo invisible pero si se pueden
ver los resultados de ese nuevo nacimiento en la persona al igual que se pueden
ver los resultados del efecto del viento
invisible. Y como éste, el nuevo nacimiento es impredecible, es imposible saber
cuándo y donde tendrá lugar. Una vez más ¡sólo Dios lo sabe!