La noticia ha causado sensación
en la prensa y los informativos esta semana pasada: el
cardenal de la
Archidiócesis de Madrid Rouco Varela, ha elegido a ocho sacerdotes de su
Diócesis que se caracterizan por su recta doctrina y también por su profunda
vida espiritual y así poder hacer frente a la avalancha de peticiones que se
presentan a la Iglesia en Madrid. Entre ellos destacan las denominadas
posesiones demoníacas y también las llamadas influencias maléficas y que
englobarían la magia negra, los echadores de carta, el mal de ojo, los
quiromantes y otros tipos de esoterismos.
Es la típica noticia que busca el
sensacionalismo y que genera, normalmente, un sinfín de comentarios
ridiculizando a la Iglesia y a sus creencias, tachándola de una institución
anclada en el pasado y que, por lo general, la noticia caerá en el olvido en
dos días hasta que alguien se acuerde del asunto y rellene un espacio
documental con alguna grabación sensacionalista que deja a la gente perpleja
pensando en donde estará el truco, el misterio o lo que buenamente sea eso. De
hecho, la figura del demonio ha sido ridiculizada al extremo de considerarla
parte de una fábula, mito o fanatismo extremo, hasta el punto de que decir que
crees que Satanás existe significa correr el riesgo de ser tratado como alguien
a quien se le ha ido la cabeza.