Encarcelados es un programa de televisión que nunca había tenido
oportunidad de ver y esta semana en uno de esos zapping que se hacen por las cadenas de tv, me
encontré con este terrible reportaje que se hace de la tremenda realidad que se
vive diariamente en las cárceles de Sudamérica.
El programa que vi estaba centrado en las cárceles del Salvador y
quedé impactado. La sensación que tenía al finalizar el programa es que había
tenido acceso a un reportaje sobre el infierno. Me iba a acostar en mi cómoda
cama, en mi amplia habitación y no conseguía quitar de mi mente a aquellas
mujeres hacinadas en la cárcel de Ilopango, un lugar habilitado para 250
personas en el que han metido a 1138 mujeres, amontonadas, sin un lugar donde
estar, en una de las habitaciones pensada para 40 personas duermen más de 130
durmiendo muchas de ellas en el suelo, por debajo de la última litera encima de
una colcha, manta o lo que tengan a mano. Las más afortunadas duermen en la
litera con un colchón consistente en una delgado colchón de goma espuma puesto
en un desvencijado somier, mil veces reparado con alambres, cuerdas o lo que
sea; otras encuentran el sitio de una persona en el acceso a los baños y
confesaban que dormían tapándose la nariz con una toalla por causa del mal
olor. Afortunadamente no vi imágenes de los aseos porque estoy seguro que
superarían mi imaginación. La gente libre que pasaba por delante de esta cárcel
que está tan saturada que las mujeres están en la misma verja que las separa de
la calle, la gente que pasaba decía: “Están metidas en una jaula como si fueran
monos”. En los accesos a los edificios de la cárcel habían mal instalado unos
plásticos para que debajo pudiesen estar recostadas, sentadas, de cualquier
manera, simplemente para resguardarse de una lluvia, el sol, o de lo que
malamente se pudieran resguardar. Una interna comenta: “Pasan ratas por encima
de mí”.
Los reclusos de la cárcel de Cojutepeque aseguran que es muy difícil
dormir en esas condiciones pero que se acostumbran. “Tendríamos que tener un
espacio como seres humanos que somos”, se queja uno de los presos. Andar en la
celda es “imposible”. El padre Toño asegura que tiene ganas hasta de llorar de
ver en las condiciones en las que viven los presos. ¿Por qué hay tantos presos en
el Salvador? La mayoría son miembros de las Maras, pandillas organizadas muy
violentas a las que se las acusa de la muerte de más de 50.000 personas.
Algunos de los presos entrevistados aseguraban que este tipo de pandillas se
están organizando en Madrid.
Presos por delitos de homicidio, por tráfico de drogas… "Estoy
condenado a un siglo de prisión por homicidio", decía uno de los presos.
Se ven muchos completamente tatuados, incluso en toda su cara y lo más
terrible, niños, niños pequeños criándose en el interior de esos lugares. Hay
93 niños viviendo en prisión con sus madres. Caritas de ángeles viviendo en el
infierno, pobrecillos, inocentes viviendo entre barrotes ajenos a la vida feliz
y sin complicaciones de nuestros niños. Pero han nacido ahí y para ellos el
mundo es ese amontonamiento de gente, sin espacio físico, sin libertad para
salir de esa jaula, mientras sus jóvenes mentes van grabando imágenes que los
marcarán para toda su vida.
Cuando terminó el programa oré: “Señor, ven pronto para acabar con
tanta miseria y horror, pero que se haga tu voluntad, Padre, tú sabes las
cosas.” ¿A qué situación está llevado el pecado a la humanidad? Si me dicen que
esas imágenes son parte de una película de ciencia ficción, de estas futuristas
que presentan un panorama apocalíptico devastador, lo aceptaría mejor que tener
que asumir la realidad de que son imágenes sacadas de la vida real, imágenes
horribles que están en la retina de miles de personas que esta noche intentarán
conciliar el sueño en medio de un hedor insoportable, con miles de ruidos a su
alrededor, sin posibilidad de poder levantarse a mirar por una ventana sin
tener que pasar por encima de cientos de otras personas, primero porque no hay
ventana y segundo porque si han conseguido el hueco de una persona para dormir,
deben conservarlo al precio de tener que dormir sentado en una escalera o en
algún sitio peor. ¿Os imagináis tener que ir al baño en medio de la noche? Pues
no pueden. Alguno dijo: “Es inmundo el olor a pis que hay”. “90 reclusos de la cárcel de Cojutepeque
en El Salvador duermen en una habitación
de unos ocho metros de largo y cuatro de largo. Las personas duermen unas
encima de otras en camas, colchones, mantas y hamacas. Seis personas por cada
piso y dos por cada cama.”
Pesadilla: Ojos de odio, de curiosidad, ojos tristes, interrogadores,
ojos de cientos de personas detrás de barrotes de hierro oxidados, de puertas
de hierro oxidadas, de puertas cerradas con enormes candados; ojos amenazantes,
retadores, buscan al enemigo en el objetivo de la cámara, ¿quién está
viéndonos? Se preguntan. Los que los estamos viendo no damos crédito y lloramos
impotentes ante el estado cruel del mundo. Niños, pobrecillos, ¿qué saben
ellos? ¿qué entienden? Pienso que no son solamente esas personas que hemos
tenido oportunidad de conocer, hay detrás muchas otras, madres, padres,
hermanas, familias aplastadas por el sufrimiento, enfrentándose cada día, todos
los días, a esa pesadilla, tal vez buscando una solución que no llega, tal vez
enzarzados en una lucha diaria con una administración ciega y muda, absorta en
sus cosas que no quiere saber nada de “esa escoria”. Sin embargo son personas
muchas de las cuales han tocado fondo y, sin una ayuda preparada, no saben cómo
salir a flote.
Todo el reportaje fue impactante pero es que hubo más: pudimos asistir
a una boda múltiple, tres parejas formadas por tres internos con sus novias “de
fuera”, alguno se había conocido cuando ella iba a visitar a alguien; otra de
las jóvenes estaba embarazada de cinco meses; la mayoría son familiares de
pandilleros y ellos sufren condenas por homicidio. Las casaba un pastor
evangélico con un marcado estilo pentecostal, pero allí estaba la Biblia, la
Palabra de Dios y allí, en medio de aquel infierno, estaba la oración de aquel
pastor y la de los que le ayudaban en la ceremonia. Pocos minutos antes, las
imágenes impresionantes de los guardias quitándole las esposas a uno de los
novios. Otro de los novios presenta una cara totalmente tatuada; sujeta
fuertemente agarrada de la mano a su pareja; alguien le tiene puesta una mano
en el hombro mientras oran; él parece que también ora, tiene la cabeza gacha,
los ojos cerrados. El periodista entrevista a uno de los recién casados: “Es lo
más maravilloso que puede haber sucedido en nuestras vidas”, dice con un plato
en la mano con un trozo de tarta llevada para la ocasión. Tanto él como otro de
los entrevistados son miembros de las Maras y están acusados de homicidio.
Cuando ellos hablan de eso, los ojos de ellas se entristecen. Uno reconoce que son
cosas que le han pasado en su adolescencia por falta de madurez…
Otra cosa que me llamó la atención fueron dos carteles dibujados en
las vigas de la habitación donde dormían hacinadas las mujeres. Dicen así:
“SEÑOR EN TI CONFÍO” y “DIOS ES AMOR”. Un mensaje de esperanza en un lugar
donde parece imposible que la pueda haber. La realidad de las consecuencias del
pecado, la degradación humana, la corrupción y el fango, es de lo más cruda y
trágica, pero Cristo murió por los pecados de todo el mundo y el que cree será
salvo, viva en el lugar y en las condiciones que viva. La Biblia dice que habrá
una nueva tierra y unos nuevos cielos; Dios purificará todo por fuego y esa
nueva tierra y esos nuevos cielos serán habitados por una nueva humanidad, la
humanidad que está en Cristo, la humanidad regenerada por la sangre del Señor
Jesucristo.
Anhelo que eso suceda pronto ¿Y tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Hola! anímate a dejar tu comentario ¡Bendiciones!
Toda opinión es respetada pero comentarios que difamen el nombre de Dios serán ELIMINADOS.