domingo, 10 de noviembre de 2013

Encarcelados

cárceles hacinadas en condiciones infrahumanasEncarcelados es un programa de televisión que nunca había tenido oportunidad de ver y esta semana en uno de esos zapping  que se hacen por las cadenas de tv, me encontré con este terrible reportaje que se hace de la tremenda realidad que se vive diariamente en las cárceles de Sudamérica.
El programa que vi estaba centrado en las cárceles del Salvador y quedé impactado. La sensación que tenía al finalizar el programa es que había tenido acceso a un reportaje sobre el infierno. Me iba a acostar en mi cómoda cama, en mi amplia habitación y no conseguía quitar de mi mente a aquellas mujeres hacinadas en la cárcel de Ilopango, un lugar habilitado para 250 personas en el que han metido a 1138 mujeres, amontonadas, sin un lugar donde estar, en una de las habitaciones pensada para 40 personas duermen más de 130 durmiendo muchas de ellas en el suelo, por debajo de la última litera encima de una colcha, manta o lo que tengan a mano. Las más afortunadas duermen en la litera con un colchón consistente en una delgado colchón de goma espuma puesto en un desvencijado somier, mil veces reparado con alambres, cuerdas o lo que sea; otras encuentran el sitio de una persona en el acceso a los baños y confesaban que dormían tapándose la nariz con una toalla por causa del mal olor. Afortunadamente no vi imágenes de los aseos porque estoy seguro que superarían mi imaginación. La gente libre que pasaba por delante de esta cárcel que está tan saturada que las mujeres están en la misma verja que las separa de la calle, la gente que pasaba decía: “Están metidas en una jaula como si fueran monos”. En los accesos a los edificios de la cárcel habían mal instalado unos plásticos para que debajo pudiesen estar recostadas, sentadas, de cualquier manera, simplemente para resguardarse de una lluvia, el sol, o de lo que malamente se pudieran resguardar. Una interna comenta: “Pasan ratas por encima de mí”.
Los reclusos de la cárcel de Cojutepeque aseguran que es muy difícil dormir en esas condiciones pero que se acostumbran. “Tendríamos que tener un espacio como seres humanos que somos”, se queja uno de los presos. Andar en la celda es “imposible”. El padre Toño asegura que tiene ganas hasta de llorar de ver en las condiciones en las que viven los presos. ¿Por qué hay tantos presos en el Salvador? La mayoría son miembros de las Maras, pandillas organizadas muy violentas a las que se las acusa de la muerte de más de 50.000 personas. Algunos de los presos entrevistados aseguraban que este tipo de pandillas se están organizando en Madrid.

Presos por delitos de homicidio, por tráfico de drogas… "Estoy condenado a un siglo de prisión por homicidio", decía uno de los presos. Se ven muchos completamente tatuados, incluso en toda su cara y lo más terrible, niños, niños pequeños criándose en el interior de esos lugares. Hay 93 niños viviendo en prisión con sus madres. Caritas de ángeles viviendo en el infierno, pobrecillos, inocentes viviendo entre barrotes ajenos a la vida feliz y sin complicaciones de nuestros niños. Pero han nacido ahí y para ellos el mundo es ese amontonamiento de gente, sin espacio físico, sin libertad para salir de esa jaula, mientras sus jóvenes mentes van grabando imágenes que los marcarán para toda su vida.

Cuando terminó el programa oré: “Señor, ven pronto para acabar con tanta miseria y horror, pero que se haga tu voluntad, Padre, tú sabes las cosas.” ¿A qué situación está llevado el pecado a la humanidad? Si me dicen que esas imágenes son parte de una película de ciencia ficción, de estas futuristas que presentan un panorama apocalíptico devastador, lo aceptaría mejor que tener que asumir la realidad de que son imágenes sacadas de la vida real, imágenes horribles que están en la retina de miles de personas que esta noche intentarán conciliar el sueño en medio de un hedor insoportable, con miles de ruidos a su alrededor, sin posibilidad de poder levantarse a mirar por una ventana sin tener que pasar por encima de cientos de otras personas, primero porque no hay ventana y segundo porque si han conseguido el hueco de una persona para dormir, deben conservarlo al precio de tener que dormir sentado en una escalera o en algún sitio peor. ¿Os imagináis tener que ir al baño en medio de la noche? Pues no pueden. Alguno dijo: “Es inmundo el olor a pis que hay”. “90 reclusos de la cárcel de Cojutepeque en El Salvador duermen en una habitación de unos ocho metros de largo y cuatro de largo. Las personas duermen unas encima de otras en camas, colchones, mantas y hamacas. Seis personas por cada piso y dos por cada cama.”


Pesadilla: Ojos de odio, de curiosidad, ojos tristes, interrogadores, ojos de cientos de personas detrás de barrotes de hierro oxidados, de puertas de hierro oxidadas, de puertas cerradas con enormes candados; ojos amenazantes, retadores, buscan al enemigo en el objetivo de la cámara, ¿quién está viéndonos? Se preguntan. Los que los estamos viendo no damos crédito y lloramos impotentes ante el estado cruel del mundo. Niños, pobrecillos, ¿qué saben ellos? ¿qué entienden? Pienso que no son solamente esas personas que hemos tenido oportunidad de conocer, hay detrás muchas otras, madres, padres, hermanas, familias aplastadas por el sufrimiento, enfrentándose cada día, todos los días, a esa pesadilla, tal vez buscando una solución que no llega, tal vez enzarzados en una lucha diaria con una administración ciega y muda, absorta en sus cosas que no quiere saber nada de “esa escoria”. Sin embargo son personas muchas de las cuales han tocado fondo y, sin una ayuda preparada, no saben cómo salir a flote.

Todo el reportaje fue impactante pero es que hubo más: pudimos asistir a una boda múltiple, tres parejas formadas por tres internos con sus novias “de fuera”, alguno se había conocido cuando ella iba a visitar a alguien; otra de las jóvenes estaba embarazada de cinco meses; la mayoría son familiares de pandilleros y ellos sufren condenas por homicidio. Las casaba un pastor evangélico con un marcado estilo pentecostal, pero allí estaba la Biblia, la Palabra de Dios y allí, en medio de aquel infierno, estaba la oración de aquel pastor y la de los que le ayudaban en la ceremonia. Pocos minutos antes, las imágenes impresionantes de los guardias quitándole las esposas a uno de los novios. Otro de los novios presenta una cara totalmente tatuada; sujeta fuertemente agarrada de la mano a su pareja; alguien le tiene puesta una mano en el hombro mientras oran; él parece que también ora, tiene la cabeza gacha, los ojos cerrados. El periodista entrevista a uno de los recién casados: “Es lo más maravilloso que puede haber sucedido en nuestras vidas”, dice con un plato en la mano con un trozo de tarta llevada para la ocasión. Tanto él como otro de los entrevistados son miembros de las Maras y están acusados de homicidio. Cuando ellos hablan de eso, los ojos de ellas se entristecen. Uno reconoce que son cosas que le han pasado en su adolescencia por falta de madurez…

Otra cosa que me llamó la atención fueron dos carteles dibujados en las vigas de la habitación donde dormían hacinadas las mujeres. Dicen así: “SEÑOR EN TI CONFÍO” y “DIOS ES AMOR”. Un mensaje de esperanza en un lugar donde parece imposible que la pueda haber. La realidad de las consecuencias del pecado, la degradación humana, la corrupción y el fango, es de lo más cruda y trágica, pero Cristo murió por los pecados de todo el mundo y el que cree será salvo, viva en el lugar y en las condiciones que viva. La Biblia dice que habrá una nueva tierra y unos nuevos cielos; Dios purificará todo por fuego y esa nueva tierra y esos nuevos cielos serán habitados por una nueva humanidad, la humanidad que está en Cristo, la humanidad regenerada por la sangre del Señor Jesucristo.

Anhelo que eso suceda pronto ¿Y tú?

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