lunes, 30 de diciembre de 2013

Conflictos

las luchas internas desgarran decenas de países
Como todos los años por estas fechas llegan los resúmenes anuales. Creo que ya dije esto en otro artículo pero es así cada año. Comento esto porque hoy me ha llamado la atención este titular en el periódico: “2014: ninguna gran guerra, conflictos sin fin”, y luego el subtitulo ampliaba: “Hoy no existen contiendas armadas internacionales, pero las luchas internas desgarran decenas de países”. La foto a gran tamaño que acompaña el artículo es apocalíptica; el comentario a pie de foto reza: “Panorámica de una avenida de Homs, Siria, el día de Nochebuena”. Simplemente desolador. El hecho de que el periodista añada “Nochebuena” es una pincelada de ironía brutal del contraste de lo que el lector ve asomado a esa ventana de la dura realidad, a lo que están viviendo esas personas en su día a día y lo que nuestra imaginación nos recrea con el christmas del portal de Belén, el pesebre, esa típica estampa de lo que más o menos sucedió en Belén hace más de 2000 años.
Hay un mapamundi que señala los conflictos activos y, como una palabra de esperanza, aquellos que podrían solucionarse en el 2014. De éstos solamente veo dos, uno en América del Sur, en Colombia, donde parece que han llegado a un acuerdo de solución sin armas de por medio y el otro señalado está en la zona del mundo islámico, Irán, donde también se recibió un soplo de esperanza con ese conocido proceso de acercamiento entre Washington y Teherán.
El continente peor en número de conflictos es África. Es triste decirlo después de tener imágenes durante una semana de los actos celebrados con motivo de la muerte, funerales y entierro de un líder de la paz, Nelson Mandela. Hasta diez países puedo ver con conflictos abiertos, terribles, sangrientos, en países pobres, con poblaciones que sufren hambre, miseria, desolación… Problemas en la mayoría de los casos que no tienen una solución militar, sino que son problemas que corresponden a la esfera social, política y económica. ¿Cómo resolver eso en un continente plagado de corrupción, abuso de poder, represión, continua violación de los derechos humanos, armas? Malí, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, Chad, Nigeria, Níger…Egipto. ¿Qué imágenes se nos presentan de estos lugares? ¿Por qué se nos hacen conocidos? Por su miseria, sus hambrunas, sus continuas peleas raciales, étnicas, religiosas… ¿Quién fomenta estas guerras? ¿Será verdad que son los países industrializados los que están detrás para potenciar su comercio armamentístico, para incluso experimentar con armas?

lunes, 16 de diciembre de 2013

Ambiente

ambiente de navidad en las calles
Estos días se respira el ambiente navideño. No solo por lo iluminadas que están las ciudades y por lo animado de los comercios, centros comerciales y todos los derivados dedicados a satisfacer la vorágine compradora que entra en las “vísperas” (ahora es doble la festividad), del Papa Noel y los Reyes de Oriente, sino por los mil y un anuncios de colonias que salen en la tv y la lista de ONGs, Organizaciones Humanitarias y demás que se dedican a pedir ayuda apelando al amor que impera en la Navidad y al susodicho “ambiente” que todo lo impregna de generosidad y compasión, como si el resto del año no hubiese necesitados y enfermos de todos los tipos.

Dentro de esta última línea, hoy he visto un pequeño reportaje sobre los niños enfermos de un hospital que habían hecho un vídeo para recaudar fondos; se veían niños sin pelo, con sus sonrisas tristes, bailando y cantando junto con sus enfermeras. Todo muy bonito pero en el fondo se te humedecen los ojos mirando a esas criaturitas mientras escuchas: los niños son felices en cualquier circunstancia, siempre buscan una forma de jugar estén donde estén.

No hace mucho leí la historia de Silvia. Silvia es una mujer que se sentía muy feliz en su cómoda casa, se sentía querida y muy bendecida, Pero un día le diagnosticaron leucemia y le dijeron que debía empezar inmediatamente la temida y con tan mala prensa, quimioterapia. Como tantas otras, como tantos casos que surgen cada día como si de una pesadilla contagiosa se tratase…, pero Silvia es cristiana y cuando le llegó la hora de entrar en el hospital, le pidió a Jesús que la acompañara y que le hiciera sentir su presencia.
Personalmente, nunca tan cerca he sentido en mi vida al Señor como en los momentos que, por diversas circunstancias, he tenido que pasar por el quirófano.
Silvia tuvo que sufrir siete meses de tratamiento y después pasar por una recuperación en aislamiento parcial. Ese tiempo ella lo llamó el del “ocio forzoso”.
En todo ese tiempo aprendió a “reducir la velocidad”, a pensar en silencio y a descansar “en la bondad, el amor y el plan perfecto de Dios y todo esto, independientemente de que se curara o no.”
El texto que escogió como lema fue este: “Pues el Señor tu Dios viven en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores. Se gozará por ti con cantos de alegría.” (Sofonías 3:17 NIV)

Por extraño que pueda parecer, asegura que la enfermedad le cambió la vida beneficiosamente. Esos momentos de “ocio forzoso” que aprovechó para meditar sobre la Biblia y sobre su Salvador, hicieron que madurase espiritualmente y le sirvieron para aprender a hacer “pausas para reflexionar” y no vivir la vida aceleradamente como si tratásemos de vivir el tiempo que se nos regala, lo más rápido posible, como si así lo fuésemos a disfrutar mejor cuando que, aparentemente, es todo lo contrario.
Esto se lo he oído comentar también a personas no creyentes. A veces la enfermedad es una forma de tocar el freno en nuestra vida, que nos obligar a parar, mirar alrededor, fijarnos en los pequeños pero tan importantes detalles; observar a los que nos rodean, oír, leer, meditar...

Esto es lo que parece que despierta el ambiente navideño.