martes, 7 de enero de 2014

Marchamos asidos de Su Mano

Hemos cruzado la línea en nuestro calendario. Atrás quedan la felices fiestas navideñas, el
¿Cómo no empezar el año con fuerzas renovadas si sabemos que nuestro sostén, nuestro apoyo, el que nos lleva asidos de la mano es el Dios Creador Todopoderoso?
cambio de año, los Reyes magos, todo un inacabable surtido de celebraciones de todo tipo que no se si nos dejan agotados, deseando volver a la rutina, o que, lo que si se es que nos dejan unos kilos de más, lo que supone volver a hacerse un montón de propósitos adelgazantes harto complicados ya que es verdad que los kilos se cogen muy rápido pero se tarda mucho en soltarlos.

La verdad que lo de los propósitos es un tópico de todos los principios de año (y de todos los finales de vacaciones de verano). Creo que lo he oído en todos los noticieros: Propósitos de ir al gimnasio, de apuntarse a la piscina, de salir a correr de nuevo (a ver si afloja el frío), de estudiar inglés, de comenzar algo que tenemos abandonado… A veces el ánimo dura un par de meses, a lo sumo tres, depende del aguante de cada uno; no deja de ser una forma de auto animarse, de cargar pilas, de ilusionarse de nuevo con algo.
Para los cristianos muchas veces es igual, aunque en la Biblia se nos anima a seguir, continuar, perseverar en el Camino que hemos iniciado y que termina en las puertas celestiales donde Jesucristo nos ha preparado un lugar. Entonces lo que necesitamos no son nuevos propósitos, sino ánimos renovados para continuar en ese peregrinaje.
El último día del año que terminamos leí uno de esos comentarios que te redobla el ánimo de manera prodigiosa y que básicamente decía: “lo que nos mantiene a salvo no es como nos asimos a Dios, sino la fuerza con que Él nos sostiene.” El pasaje a leer: Romanos 8:31-39. En la Biblia que tengo abierta lo titula: “El amor de Dios en Cristo Jesús” y comienza con esta afirmación y dosis de ánimo impresionante: “Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” Ante esta afirmación, no sé cómo a veces podemos temer algo por parte del hombre. La única explicación debe de ser la falta de fe en lo que Dios nos cuenta que es una realidad. ¿Cómo no empezar el año con fuerzas renovadas si sabemos que nuestro sostén, nuestro apoyo, el que nos lleva asidos de la mano es el Dios Creador Todopoderoso? No nos asimos nosotros a Él, es Él el que nos toma de nuestra débil mano y nos afirma en palabras de Jesús: “Nadie los arrebatará de mi mano. Mi Padre que me los ha dado, es mayor que todos; y nadie los puede arrebatar de las manos de Padre.” Estas son las manos que formaron el Universo, las montañas, los océanos, las manos del Dios de poder, eterno, todopoderoso, fiel, verdadero. El apóstol Pablo llega a decir: “… fui también asido por Cristo Jesús.”
¿Formas parte de los que tenemos esa certeza? Las palabras de Pablo están tan llenas de fe que contagian entusiasmo aunque lo queramos evitar: “Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Lo tremendo de esta afirmación no es que se trate de algo escrito por el famoso apóstol, sino que son palabras inspiradas, respaldadas por el mismo Espíritu Santo, inspirador de las Sagradas Escrituras. Son pura Verdad. Dios poniendo su “sello de garantía” si me permite la pobre expresión, porque es una garantía inviolable ya que ha costado el precio de la sangre de Jesucristo en la cruz, derramada por amor a nosotros para pagar el coste de nuestro pecados. Pablo desde su fe podía decir: “estoy convencido”. ¿Estamos nosotros convencidos? Pues El mismo que nos salvó es también el que nos guarda, el que nos sostiene, el que nos toma de la mano.

Entonces enfrentamos un nuevo año siguiendo, perseverando, continuando, superando obstáculos, pruebas, dificultades, no solos, sino con Jesús que nos lleva asidos: “Me tomaste de la mano derecha” (Sl.73:23). 

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