martes, 23 de noviembre de 2021

En contra

Noviembre ha venido frío… el frío me paraliza las intenciones a la hora de hacer cosas, pero hay que
superarse y saltar los obstáculos que pretenden hacernos invernar sin mover un músculo lo que nos debilita y ayuda a no ayudar precisamente… Escribo esto porque hace tiempo que no lo hago, no por falta de ganas sino porque otras ocupaciones y compromisos me lo impiden con la libertad y tranquilidad que necesito para hacerlo. Siempre busco el equilibrio y dentro de ese equilibrio está la difícil papeleta de distribuir el tiempo entre todo lo que me gusta hacer que son muchas cosas, gracias a Dios.

He escogido este título (“En contra”), porque percibo a mi alrededor muchos esfuerzos en contra de Dios; como leí en una ocasión “…si Dios no existe, ¿por qué se hacen tantos esfuerzo para luchar contra Él?” Tal vez sea la búsqueda de un convencimiento, de una justificación, de una búsqueda de mayorías en las que poder apoyarse. Cuantas más personas afirmen que no existe, más seguro estaré de lo que ahora no lo estoy tanto…

Estos días he estado viendo un vídeo titulado “Is Génesis history?” que se puede encontrar en YouTube, muy bien documentado y con unas imágenes preciosas, sobre las evidencias del diluvio universal y las huellas visibles que ha dejado en la Tierra que me parece un testimonio muy válido de la evidencia de la existencia de Dios y las justificaciones falsas del hombre por hacer que teorías se conviertan en verdades absolutas que, lo más triste, se llevan a la enseñanza e inculcan en las mentes de nuestro jóvenes realidades que no son tal.

Pero ese es el objetivo del Príncipe de este mundo: “Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él.” (Efesios 4:10-Biblia). Los medios de comunicación, la enseñanza. La ciencia, las artes…, es como si todo se aliase para negar la existencia del Autor de la ciencia, el arte, el conocimiento… Sin embargo, los verdaderos cristianos, permanecemos en nuestras convicciones y en la paz que nos dan porque, como dijo Jesús: “Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres”. ¿Libres de qué? Del manejo de la sociedad y sus manipuladores, de saber que Dios es el revelador de la Verdad y el único fiable, el único al que atenerse, el único que nos saca de dudas porque en Él no hay duda.

Es curioso ver que en los países en donde más se ha luchado contra Dios y en donde más medios se han empleado contra la religión (China, Rusia, Corea, etc.), es dónde más personas se entregan a Jesús, en dónde más Biblias se venden incluso de manera clandestina y en donde más sed hay de saber de Dios y en aquellos que se han considerado “cristianos” desde siempre, es donde más apatía hay, más oposición, más humanismo y otras filosofías que ensalzan el conocimiento humano por encima de la revelación divina en la Biblia.

En el sumun del contraste, está lo que sucede a nuestro alrededor: como dije al principio estamos en noviembre y el decorado está cambiando para promocionar el comercio, incrementar las ventas como sea, animar a la gente a pensar que con motivo de la Navidad, hay que cambiar el chip y pensar en positivo, y no reparar en gastos para que todo el mundo tenga regalos, como bien y disfrute de un tiempo que se supone de paz y de unidad familiar. Esa es la perspectiva de la calle, no la del verdadero cristiano que celebra la Navidad como el recordatorio de la llegada de Jesús al mundo con el propósito de abrir el camino para el reencuentro del hombre con Dios. Dios hecho hombre viene al mundo en busca de la restauración de la relación perdida por causa del pecado. Sin embargo el hombre inventa la manera de convertir ese divino propósito en una fiesta que trate, por todos los medios, de aparcar el verdadero motivo para dar paso al decorado de luces, brillos, abundancia, exceso, de la “Feria de la Vanidad” (el mundo), que mencionaba John Bunyan en su libro “El progreso del peregrino.” El peregrino consigue zafarse de los habitantes de la ‘Feria’, no así su compañero de viaje que muere víctima de las atrocidades que le hacen los habitantes de aquella ciudad que representa al mundo con sus falsas atracciones pasajeras y a sus habitantes deseosos de eliminar a todos aquellos que son diferentes de ellos por ser fieles a Su Señor. En la novela, el Peregrino y su acompañante tienen que cruzar “por el mundo” porque el camino hacia la ciudad celestial pasa justamente por allí, por el medio y medio y ahí es donde los cristianos sufrimos las burlas y los desprecios de la gente del mundo que insiste en girarse y no querer saber nada de Dios. Como dijo Jesús: “…el mundo los aborreció porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” Y a continuación dice: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno.” (Juan 17:14-15 ). Jesús aseguraba que no es del mundo porque es Dios hecho hombre temporalmente para hacer lo que nosotros no podíamos hacer para ser salvos, pero se identifica con nosotros los cristianos al decir que no es del mundo como nosotros tampoco lo somos, lo que nos da fuerza para resistir y perseverar en el camino de peregrinación hacia el Cielo, sufriendo desprecios y burlas si es necesario sufrir, pero contentos sabiendo que nuestro Salvador también sufrió eso cuando que Él era bueno y justo y solo merecía el agradecimiento sincero por todo lo que hizo y hace por nosotros.

¿Están en contra de Dios? También lo están de nosotros, pero es lo normal; lo anormal sería que fuesen nuestros amigos por no ser nosotros diferentes por seguir a Jesús. “¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4).

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