Se habla del cambio climático, se habla del daño que los humanos le hemos hecho al planeta, se habla de tomar medidas para evitar males mayores pero, en una actitud egoísta, no se toman. Mientras se habla, nosotros experimentamos unas temperaturas a mediados de junio que son propias de un agosto abrasivo.
El calor nos afecta: hay quienes lo llevamos mejor pero otros lo llevan mal, tal vez cuanto más pensamos en una cosa más nos afecta. En ocasiones es el ánimo el que se ve afectado porque tanta calor produce desgana y la desgana viene acompañada de desánimo, por eso cuando leo palabras de ánimo para mi vida, recibo como un impulso de energía, recibo aliento, veo las cosas de otra manera porque ya no dependo de mí y de mis fuerzas sino de Dios que es quien me sostiene y me anima a seguir adelante en el Camino que me ha trazado para que lo ande hasta que llegue a Su lado. “Confía en mí”, “Espera en mí”, “Estate quieto y reconoce que Yo soy Dios… Él está con nosotros… Él es nuestro refugio.” Parecen frases fuera de contexto, como que no vienen a cuento al hablar del calor, pero si vienen a cuento para recibir un nuevo impulso al ver que Dios está por encima de las cosas que para nosotros son importantes pero que para Él son livianas porque se marca metas mucho más altas de lo que nosotros podemos alcanzar a ver.
Saber que Dios está de mi parte es lo más que le puedo pedir al momento de la vida por el que estoy transitando, viva en las circunstancias que viva. Algún lector se puede preguntar ¿cómo puedes afirmar que Dios está de tu parte? Porque Él lo dice: “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, a los que son llamados conforme a su propósito.” (Romanos 8:28). Dios se encarga, tiene el control, pero debemos resaltar que está de parte de “los que le aman”. Evidentemente, si no queremos saber nada de Él, creemos que no existe, no prestamos atención a su llamado, a Su Palabra, si vivimos mirando hacia nuestro ombligo, no podemos esperar nada más que en nuestras fuerzas. O vivimos en Su propósito o en el nuestro. Si vivimos en Su propósito, la perspectiva es gloriosa porque hemos creído que Él nos ama hasta el punto de que envió a Su Hijo a pagar el precio del castigo que merecíamos nosotros por nuestros pecados facilitándonos así el puente para la reconciliación con el Dios creador al que teníamos apartado de nuestras vidas.
Fijaros que he dicho “hemos creído”; Dios dice : “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6). Podéis analizar el mensaje y separar algunas palabras importantes: ‘imposible’. No es posible sin creer en Él, y creemos por fe no por vista, porque aún no lo hemos visto, aunque la fe nos hace decir las palabras de Job: “Yo sé que mi Redentor vive, …¡y en mi carne he de ver a Dios. A quien yo mismo he de ver! Lo verán mis ojos y no los de otro.” (Job 19:26-27).
‘Necesario’: Es necesario que el que ‘se acerca’ a Dios crea. No puede ser de otra manera. Cuando escucho las palabras de los defensores del ateísmo y de otras filosofías, veo que ya vienen predispuestos a ‘no creer’, de manera que tienen todas las papeletas para seguir manteniendo esa postura porque ya vienen predispuestos. Por eso Dios dice que es ‘necesario’ que el que se acerque crea que Él existe porque además de que es así, Dios se presenta como ‘galardonador’, es decir como alguien que encima recompensa, premia honra a aquellos que durante muchos años lo hemos repudiado. No se puede comprender si no fuera que la Biblia nos revela que Dios es Amor y que es Bueno y Su amor y Su bondad es algo que experimentamos a lo largo de nuestra experiencia de vivencia con Él. Es una realidad de la que podemos testificar y de la que hablamos porque es una realidad inmerecida que Él por su Amor nos brinda, no por nuestros méritos ni porque seamos mejores que nadie, sino por los méritos y la Obra hecha por Jesús por amor a nosotros.
Es bueno recrearse en el hecho de que Él está por nosotros: ”Si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no eximió ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros ¿cómo no nos dará gratuitamente también con Él todas las cosas?” (Romanos 8:31-32). El hecho de que Dios esté de parte de los cristianos verdaderos supone que hay otra parte que sí está en contra de nosotros: La propia sociedad incrédula está en contra de nosotros por esa misma razón, es incrédula y no quiere que obedezcamos a Alguien de la que ellos dicen que no existe de ahí que persiga nuestra forma de vida y hay países en los que se nos considera peligrosos, radicales, un obstáculo contra sus ideas y por lo cual se nos quita de en medio de la forma más brutal e inmisericorde: cárcel y finalmente muerte para quitarnos de en medio. El mismo pecado que habita en nosotros es otro enemigo bien peligroso; es una realidad que aunque hayamos creído, aunque seamos cristianos y seguidores de Jesús, seguimos teniendo nuestra naturaleza heredada pecaminosa contra la que luchamos diariamente y lucharemos hasta que estemos con el Señor. La propia muerte es un enemigo, es verdad que Jesús ya la ha derrotado en la cruz porque después resucitó demostrando su victoria, pero aunque ha sido derrotada, aún no ha sido destruida. Así que el mundo, la carne y el diablo son nuestros enemigos pero tenemos que ser conscientes de que aunque esto sea así por encima está Dios y Él está de nuestra parte porque, según las palabras que leemos en Romanos 8, nos ha conocido de antemano, predestinado, llamado, justificado y glorificado y siendo esto así ¿quién puede estar en nuestra contra? Quien quiera que sea jamás podrá prevalecer porque Dios está de nuestra parte. Amén.
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