lunes, 17 de marzo de 2025

¿Producto del azar?

La obsesión diabólica por quitar a Dios de en medio hace que los ateos atribuyan personalidad y propósito a los procesos físicos mismos. ¿Nunca habéis oído eso de "la naturaleza es sabia? Para los ateos la naturaleza se ha convertido en un sustituto de Dios. De hecho si os paráis a leer algunos artículos o libros científicos, observaréis que aparece naturaleza con N mayúscula o, por ejemplo, cuando se habla de la selección natural, del universo o del cosmos, se les atribuye inteligencia a la hora de tomar decisiones como si la materia fuese capaz de pensar o de decidir tal o cual opción. Las personas que defienden estas teorías se definen normalmente como ateos pero al mismo tiempo les cuesta asimilar que todo lo maravilloso que descubren de la Creación sea producto del azar, por eso se hacen 'dioses' de bolsillo adaptándolos a sus necesidades o antojo, dios sustitutos del verdadero Dios.

Vivir en un universo sin propósito no tiene sentido porque el azar es eso: casualidad, caso fortuito y sabemos que Dios no deja nada a la casualidad, todo tiene un propósito y eso le da sentido a la vida. Los no creyentes lo que hacen para cubrir ese vacío es inventarse los propósitos, o sea, autoengañarse como si ese invento viniese de una mente superior o de la naturaleza o del mismo universo. Por ejemplo, el físico estadounidense Steven Weinberg, ganador del premio Nobel de física en 1979 y ateo, en su famoso libro "Los primeros tres minutos" en referencia a los tres primeros minutos del universo después del supuesto Big - Ben, escribió una aclamada disertación que, desde mi humilde punto de vista, se burla de los creyentes claramente recordándonos que "somos una pequeña parte de un universo abrumadoramente hostil" y que "la vida humana no es solo un resultado más o menos absurdo de una cadena de accidentes que se remonta a los primeros tres minutos" en referencia a los primeros tres minutos de existencia del universo, algo que se supone que pasó hace diez mil millones de años, después de una gigantesca explosión en todo el espacio y que generó este fantástico y minuciosos orden que hoy podemos observar lo que no deja de ser otro accidente interesante el que una explosión de tal magnitud cree orden. 

No tengo datos para hablar de tantos científicos que apoyan su ateísmo declarado en sus teorías que afirman rotundamente cosas que, según ellos, sucedieron hace miles de millones de años, cuando que de las cosas que tienen más a mano, como el fondo del mar o el cerebro humano, apenas han descubierto un porcentaje muy bajo de lo que hay. Pero como son laureados científicos, pues hay que creerles. Pero la mayoría de estos científicos ateos son adoradores del dios "Azar" y no pestañean al decir que no hay un propósito objetivo para la vida humana y además ninguno de nuestros objetivos tiene significado ya que somos producto de la casualidad. Sin embargo, me llaman la atención sus contradicciones ya que tienen muy claro que nuestra vida no tiene propósito, que además es muy breve, pero para algunos algunas de las actividades de la vida son objetivamente significativas y valiosas hasta el punto que se marcan objetivos de luchar por un objetivo que a ellos les gusta y por disputar por él, lo que no deja de ser una contradicción ya que si la vida no tiene un propósito objetivo, cómo es que se inventan esas luchas por conseguir triunfar en su profesión o en la fama si todo eso para ellos no tiene un valor sino solo puntual.

Pero bueno, todas estas disertaciones son difíciles de digerir para un creyente. Las palabras de Dios entran en nuestra mente y nos dejan clara la postura de estas personas que un día tendrán que doblegarse a la Verdad que han negado: "Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la sabiduría de este mundo? Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación." (1 Corintios 1:19-21).

La postura atea no soporta una vida feliz y consistente. No podemos vivir como si la vida no tuviera significado, o sí podemos pero al coste de una vida frustrada desde el principio. En lucha con esos principios, la humanidad lucha contra ellos desesperadamente porque interiormente le cuesta digerirlos.  Algunos pensadores han llegado a afirmar que el hombre moderno no puede vivir sin esas "mentiras": para sobrevivir debe vivir en autoengaño. De ahí que posiblemente ningún ateo vive realmente de manera consistente con su forma de ver la vida porque vive creyéndose sus propias mentiras y haciéndolas verdad y lo peor, subiéndolas a las escuelas y a los institutos para que nuestros hijos se eduquen en teorías que finalmente dictan como realidades demostrables, sin serlo. 

Por eso los creyentes tenemos trabajo y ese trabajo además tenemos que hacerlo con amor y tesón, demostrándoles que esas afirmaciones que defienden carecen de fundamento mientras que el cristianismo si tiene fundamento y todo este trabajo no es necesario que lo hagamos a la defensiva mediante un ataque frontal a sus valores personales sino ofreciéndoles una base para los valores que ellos tienen. Y aquí es donde entra la apologética. Pero esto ya son palabras mayores para las que no estoy capacitado para escribir. Pero si os recomiendo buenos libros de apologética: podéis buscar trabajos de Antonio Cruz, Samuel Arán, William Lane Craig, etc.

 

viernes, 7 de marzo de 2025

¿Quién va conduciendo?

La primavera no me ha despertado, todo sigue oscuro; he escrito el último pensamiento en diciembre
haciendo proyectos para el nuevo año, inmerso en el oscuro invierno y como sigue oscuro, creí que tenía que seguir durmiendo como cuando no ponemos el despertador para una hora prudente, miras a las rendijas de la persiana en la ventana y como ves que está todo oscuro te dices: "Puedo seguir durmiendo otro poco, aún es temprano." ¿Temprano? Quedan menos de quince días para que empiece la teórica primavera pero marzo ha amanecido más invernal si cabe que febrero, con mucha lluvia necesaria y con frío, deseado para los que no tienen prisa por que lleguen las calores.

Bueno, salimos del ascensor y ya podemos hablar de otra cosa que no sea solo del tiempo que hace.

La actualidad internacional, además de que nos proporciona inseguridad, incertidumbre, incluso algo de miedo, lleva a los que somos un poco filósofos, más bien poco, a preguntarnos "¿quién va conduciendo?" Después de que la humanidad ha decidido matar a Dios pensando que ya estábamos preparados para hacer de este mundo un paraíso, resulta que ahora amenaza con la tercera guerra mundial ¡y se queda tan pancha!

Pero ¿no estábamos tan preparados? ¿no creíamos en el hombre? Hace unos días volví a oír en la radio a uno que insistía en que no había perdido la fe en el hombre. Me quedé asombrado. ¿Qué más tenemos que hacer para perderla? En la modernidad se decidió liberarse de Dios porque era lo que nos reprimía, algunos se ahogaban con sus ordenanzas. En la posmodernidad, que es donde se supone que estamos ahora, estamos descubriendo que no tenemos a que agarrarnos, que nuestro planeta va a toda velocidad y sin conductor, y que los que se suponen que tenían que conducir la única solución que encuentran es aumentar el gasto en armas. ¿Es el armarse más el paraíso soñado? ¿Por qué dicen que hay que armarse más? Pues porque los jefes de las naciones más poderosas pueden entrar en tu país como Perico por su casa, por el simple hecho de que aun que su país es tremendamente grande, si ocupan y se hacen dueño del tuyo, el suyo es más grande y tiene más cosas porque se va a apropiar de lo que hasta ahora tenías tú. Como dicen en los anuncios "¡así de fácil!".

Aquí es donde digo que si no creyese en que Dios tiene el control estaría aterrorizado. Alguien dijo alguna vez que "si Dios no existe tanto el hombre como el universo están inevitablemente condenados a la muerte." Alguien me puede decir que la muerte es lo único seguro en esta vida y tiene razón: nosotros, como todos los organismos en este planeta vamos a morir más tarde o más pronto. Pero es que desde ya, antes de que llegue ese momento, lo único que oímos y sentimos a nuestro alrededor es muerte y más muerte. Los poderosos nos miran sonriendo maléficamente y nos susurran desde arriba: "O te sometes o mueres entre terribles dolores." ¿Esta es la felicidad y prosperidad que prometían? A mí particularmente me viene a la mente la descripción que hace Jesús del Príncipe de este mundo: "Ustedes son de su padre el diablo, y quieren satisfacer los deseos de su padre. Él era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso y padre de mentira." O también del relato del Génesis, cuando trataba de convencer a los primeros habitantes: "Ciertamente no morirán. Es que Dios sabe que el día que coman de él, los ojos les serán abiertos, y serán como Dios, conociendo el bien y el mal." 

La acusación de Jesús contra los poderosos de su época sigue estando vigente para los poderosos de este tiempo. Como hijos de Satanás, sus ambiciones y proyectos están rebozados de maldad, orgullo, deseo de más poder y el horizonte que vislumbran es oscuro, no hay luz en él, ni generosidad, ni por supuesto, amor. Porque su perspectiva es la tumba aunque exteriormente se manifiesten como creyentes ¿creyentes en quién o en qué?

"Así termina el mundo. Así termina el mundo. Así termina el mundo. No con una explosión, sino con un gemido." (T. S. Eliot).

Los creyentes, observando lo que pasa desde fuera, desde, como dice la Biblia, la "mente de Cristo", pensamos: El hombre moderno no puede vivir de esta manera y sentirse feliz con su ateísmo. Entendemos que la vida sin Dios no tiene sentido, ni propósito, ni futuro. Y para mí lo peor es que no tiene consistencia en sí misma, no hay a qué sujetarse, este planeta va a colisionar y reventar porque sin Dios no hay nada seguro de lo que depender y eso es la solución que nos dan los sabios de este mundo: Nada. 

La Biblia, la Palabra de Dios da por sentado desde el principio que Dios existe: " En el principio creó Dios los cielos y la tierra." Lo da por sentado, no se pone a explicar si existe, si existía, si de donde vino o qué, simplemente Dios y lo grande de esta simple afirmación es que si Dios existe hay un conductor fiable y además, la vida de las personas no termina en la tumba: "Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio." El espíritu de vida, la persona, yo, tú, volvemos a Dios y luego Dios asegura que las personas resucitarán y se presentará ante el Creador y las personas que hemos creído en Él por medio de su hijo Jesucristo disfrutaremos de la vida eterna y de la presencia y el compañerismo con Dios mismo. ¡Ah! ¡esto es otra perspectiva! ¡Dios y la inmortalidad! es un punto y seguido, da significado a la Creación, da significado a la vida, ese era el plan primero de Dios hasta que entró el pecado en el mundo por medio del Diablo pero Cristo ya ha vencido al pecado, al Diablo y a la muerte en la cruz: "Él participó también de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (este es el diablo)" (Hebreos 12:2).

Entonces, más o menos, estas son las dos posturas: Si Dios no existe la vida es inútil. Pero si Dios existe entonces la vida tiene significado lo que nos permite vivir con sentido, propósito y esperanza. Termino con las palabras llenas de esperanza de Jesús: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, se los hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para ustedes." (Juan 14:2).

lunes, 30 de diciembre de 2024

Proyectos para el Nuevo Año

Mañana termina el año 2024 y como todos los años, el inicio de uno nuevo viene acompañado de preguntas lógicas: ¿Qué traerá este año? ¿Vendrá cargado de buenas experiencias? La realidad del mundo en pleno siglo XXI no parece la más idónea para ser optimista: cada día escuchamos o leemos titulares que nos recuerdan la constante amenaza de una guerra nuclear, se habla del temor a una tercera guerra mundial... Yo me pregunto ¿dónde está el hombre tan sabio que iba a traer paz indefinida al mundo? La cruel realidad nos recuerda que el corazón del hombre no lo puede cambiar el hombre solo, necesita a Dios, necesita a Jesús, Él si tiene poder para cambiar los corazones de piedra en corazones de carne. Si miramos en sentido horizontal como miran las personas no creyentes en general, como explica la vida el autor de Eclesiastés, solo vemos en el horizonte unos nubarrones negros que presagian tormenta. Dos palabras resumen el estado de ánimo de millones de personas al comenzar el año 2025: incertidumbre y ansiedad. En un mundo que se está agotando poco a poco por los excesos del hombre, la certeza y la esperanza se encuentran solo verticalmente. Solo si eres hijo de Dios, tu lugar junto a Él es seguro y como es seguro tienes certeza aquí y ahora, en la muerte y en la eternidad: "En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para la alabanza de la gloria de su gracia que nos dio gratuitamente en el Amado. En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia." (Efesios 1:5-7).

Para todos, creyentes y no creyentes, un nuevo año se presenta como una Agenda nueva, unas páginas blanco, 365 páginas en las que podemos hacer anotaciones de proyectos, planes, encuentros, citas importantes, citas médicas, compromisos ¿cómo enfocaremos esa agenda nueva?  La Palabra de Dios, sus promesas, el tener la salvación por medio de Jesucristo nos hace enfocar la agenda nueva con certeza, seguridad, esperanza, con valor, la duda y la ansiedad no deberían de paralizarnos porque nuestro día a día, nuestro futuro, cada momento de nuestra vida como creyentes ya no es nuestro, es de Dios y por medio de lo que Él nos habla en la Biblia sabemos que nuestra vida tiene un propósito, que nuestro trabajo tiene un valor, además Dios nos asegura que frente a lo que venga nunca vamos a estar solos y no solo eso, sino que ante lo que vendrá Dios nos proporcionará los recursos necesarios para enfrentar lo que sea. El creyentes encuentra fortaleza en la confianza y en la fe en un Dios real, cercano, personal porque se relaciona con los que le han buscado como su salvador personal, se relaciona de una manera cercana y personal. Hay un texto que habla de esto de una manera gráfica muy expresiva: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3:20). En el contexto de este texto Jesús está hablando a una Iglesia, la está corrigiendo en algunos problemas que tenía y hay un momento en el que dice: "Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé pues celoso y arrepiéntete." Y a continuación viene la promesa de una cena en la intimidad con un hijo arrepentido que necesita esa cercanía, ese consuelo, ese abrazo fraternal que solo Jesucristo puede dar: el abrazo del perdón.

Jesús no rechaza a los que vienen a Él arrepentidos. y cuando Jesús está de tu parte ves las cosas de otra forma, incluso la entrada en un nuevo año porque el tiempo pasará, saldremos de un año y entraremos en otro, podrán cambiar las circunstancias de lo que nos rodea pero la Palabra de Dios, Sus promesas, Sus profecías, son eternas, no cambian, y esa es la confianza que nos ayuda a entrar en una nueva etapa con seguridad y esperanza. No tendrás la ansiedad de pensar que vas a hacer frente a un nuevo peldaño en tu vida, solo. Si has creído a Dios puedes estar seguro que Él nunca te va a dejar solo, para Él ya estamos, por los méritos de Jesús, en los "lugares celestiales": "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales." (Efesios 1:3). Ya no tienes que tener remordimientos de ningún tipo, tus pecados son perdonados por Su gracia, eres purificado por la sangre de Jesús, Dios dice que los olvida y los echa a lo más profundo del mar. Solo se trata de creerle. Ante un nuevo año tu lugar junto a Dios está seguro y como lo está, tu vida es bendecida con toda la clase de seguridad y certeza que te puedas imaginar. Si eres hijo de Dios vive hoy y cada día con la certeza, la esperanza y el valor que te da el saber que tu lugar junto a Dios está asegurado.


jueves, 28 de noviembre de 2024

Escrutando lo inescrutable

Escrutar: Miro en el diccionario: Indagar, examinar cuidadosamente, explorar. En el anterior artículo
escribí sobre cómo podemos saber si Dios existe y hoy le voy a dar otra vuelta de tuerca al tema porque aunque creamos que existe está claro que nunca podremos conocerle plenamente porque cuando hablamos de Él, de lo que la Biblia nos revela de Su Persona, nuestra capacidad de comprensión es muy limitada para poder entenderlo plenamente. Los mismos escritores inspirados de la Biblia tuvieron que buscar palabras y adjetivos muy aproximados para poder darnos a conocer un poco de cómo es Dios por eso hasta los mismos teólogos llegan a la conclusión de que Dios es “incomprensible” en el sentido de lo que he escrito antes, “nunca lo podremos entender plenamente”, lo que sí podemos entender es lo que Él quiere que entendamos y es, precisamente, lo que revela de sí mismo en Su Palabra.

Veamos algunos ejemplos: “Grande es el SEÑOR y digno de suprema alabanza. Su grandeza es inescrutable.” (Salmo 145:3). De nuevo aparece la palabra “escrutar” solo que en este caso en negativo: “inescrutable”, atendiendo a la definición del diccionario: que no se puede explorar, ni examinar cuidadosamente. En otra versión dice: “su grandeza es insondable”, o sea, está más allá de lo que podemos buscar, es demasiado Grande como para poder conocerlo completamente. De ahí que al buscar Su Presencia reconociendo cómo es, lo menos que podemos hacer es reconocerlo y humillarnos entendiendo que a Su lado somos menos que nada: siempre se pone el ejemplo de la hormiga y el hormiguero, pero pienso que aún una hormiga es demasiado grande, prefiero pensar en un granito de arena diminuto perdido en la inmensidad de una duna llena de esos granitos. Así me veo ante Su grandeza y así pensaría que me ve Él, sin embargo en la Biblia dice que Dios nos ve como piedras vivas, valiosas e importantes, lo que me llena de asombro y gratitud.

Otro ejemplo: “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es infinito.” (Salmo 147:5). Infinito: Que no tiene ni puede tener fin ni término. El diccionario nos pone de nuevo en la realidad porque aquí habla de Su entendimiento, pero si buscamos más definiciones de Dios en la Biblia también ésta nos revela que uno de los atributos más difíciles de entender de Dios es que es infinito: “¿Acaso podrá alguien ocultarse en escondrijos para que yo no lo vea?, dice el SEÑOR. ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra?, dice el SEÑOR.” (Jeremías 23:24). Dios es infinito porque no tiene límites: no está limitado por el tiempo o por el espacio. Cuando hablamos de Él llenamos los adjetivos hasta lo supremo: es omnisciente (conoce todo), omnipotente (todo lo puede), omnipresente (está presente en todas partes). Dios es infinito y está muy por encima de todo lo creado. Dios es eterno: No tiene principio ni fin, siempre ha sido y siempre será. “la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen;” (Salmo 103:17).

En las cartas de Pablo cuando habla de este tema, llega a exclamar como sobrecogido ante lo que está descubriendo del Dios Santo: “¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). Es como si Pablo corroborase lo que estoy escribiendo desde el principio: nunca podremos entender completamente a Dios: Su grandeza, entendimiento, conocimiento, riquezas, sabiduría, juicios y caminos están mucho más allá de nuestra capacidad de entenderlos plenamente. La parte positiva de este descubrimiento es que nunca podremos saber “demasiado” de nuestro Dios de manera que nunca agotaremos esa fuente de conocimiento y descubrimiento lo que concluye en que nunca nos cansaremos de disfrutar al descubrir más y más de Él, de Su excelencia, de Su grandeza y de Sus obras.

Sin embargo la muralla no es tan alta que sea insalvable porque aunque es verdad que nunca podremos conocer exhaustivamente a Dios, si podemos conocer muchas verdades de Él porque ha querido decírnoslas a través de Su Libro: La Biblia, la Palabra de Dios revelada a los hombres. Jesús dijo que esta Palabra es verdad por lo cual es verdad decir que Dios es amor, luz, espíritu, justo, porque así se descubre por ejemplo en el Evangelio y las cartas de Juan y aún con todo, nunca podremos saber todo en profundidad sobre su amor, su justicia y cualquiera de los atributos revelados de Dios, porque aunque se nos han revelado muchas cosas de Él, no está todo revelado porque es imposible para nuestra pequeña mente asimilar todo el conocimiento de Dios en toda su plenitud.

Lo más grande e impresionante de la revelación bíblica es que a través de ella, no llegamos a conocer todos los datos en profundidad de Dios, pero sí llegamos a conocerlo a Él por medio de la relación que podemos tener con Él por medio de la Palabra, la oración y la Obra de su Hijo Jesucristo que puede restablecer esa relación que Dios anhela desde el tiempo de la Creación. Varias partes de la Biblia hablan de la posibilidad de conocer a Dios mismo: “Así ha dicho el SEÑOR: “No se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas. Más bien, alábese en esto el que se alabe: en entenderme y conocerme que yo soy el SEÑOR, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra. Porque estas cosas me agradan, dice el SEÑOR.” (Jeremías 9:23-24). No tenemos capacidad de conocer a Dios en profundidad pero si tenemos la posibilidad de conocerlo y relacionarnos con Él porque Jesús ha abierto esa puerta. Él mismo lo ha dicho: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado.” (Juan 17:3). Las riquezas de la vida cristiana se disfrutan en esa relación personal con Dios: hablamos con Él por medio de la oración y el nos contesta por medio de Su Palabra o por otros medios como puede ser otro cristiano, un mensaje, un libro, etc. Cuando estamos en el Culto a Él en una Iglesia le adoramos y le alabamos conscientes de que Él está ahí presente porque así lo ha prometido: “Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20). Para llegar a vivir esta relación, tenemos que conocerlo personalmente primero. La Biblia dice: “sabemos que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.” (1 Juan 5:20); “Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe. Anhelo conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte;” (Filipenses 3:8-10); “Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio…Les he escrito a ustedes, niñitos, porque han conocido al Padre.” (1 Juan 2:13). Esta relación personal con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es la mayor de las bendiciones de toda la vida cristiana.