jueves, 24 de mayo de 2012

Apóstoles y profetas de hoy

Hay una solemne advertencia en la segunda epístola de San Pedro que dice que “habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1-2).
Me ha parecido muy interesante la Editorial de la Revista ‘Edificación Cristiana’ nº 253 de Marzo-Abril 2012, titulada “Apóstoles y profetas hoy” porque va en línea con este texto y porque creo que es bueno que los creyentes evangélicos estemos alerta ante la avalancha de iluminados que están haciéndonos ver con claridad que lo profetizado respecto a ellos, estamos viviéndolo en estos días, por lo cual me he propuesto darle la máxima divulgación:

“La Iglesia Evangélica de habla hispana enfrenta grandes desafíos en los tiempos actuales. Muchos de orden externo, como el creciente aumento de la secularización, la pérdida de influencia de la Iglesia a nivel social y la destrucción o sustitución de valores de trasfondo cristiano por nuevos valores antibíblicos. Pero más allá de esas preocupaciones exteriores que amenazan a la iglesia de este siglo, está la amenaza interna cada vez más presente y que aparentemente silenciamos. Nos referimos a la creciente “ola” de apóstoles, profetas y demás personajes que se nos han colado anunciando un falso evangelio totalmente alejado de las Escrituras.
Su presencia es cada vez más numerosa en España y no paran de anunciarse eventos con la participación de apóstoles y profetas venidos desde el otro lado del charco para traernos el avivamiento que necesitamos, como si el Espíritu Santo nos hubiera abandonado a nuestra suerte o por nuestra tierra no estuviera presente. La mayoría de éstos se autodenominan apóstoles y profetas. Muchos de ellos eran pastores, y otros no tenían ningún ministerio conocido o reconocido. No obstante, ahora reclaman tener autoridad; una autoridad jerárquica en muchos casos, que no podemos encontrarla en el Nuevo Testamento, y con ella, pretenden ser cabeza en barrios, ciudades, regiones, incluso en países y continentes, con la intención de derribar toda barrera denominacional al estar todas esas iglesias o congregaciones bajo su “manto apostólico y profético”, y establecer un Gobierno, es decir, una jerarquía que más bien nos recuerda el proceder de la Iglesia Católica.
Lo curioso es que la mayoría de ellos publican libros o tienen sus propias reliquias que vender, algunos hacen a todo: desde la masonería hasta la guerra espiritual ¡¡¡debajo del agua!!! que eso sí es novedoso y vende más. No inician nuevas iglesias, ese es un trabajo duro para estos apóstoles modernos, eso ya lo hizo Pablo yendo a los lugares donde Cristo no había sido todavía predicado (Tito 1:5), para no edificar en fundamento ajeno (Ro.15:20-21), sino que su “ministerio” está dirigido a las iglesias y ministerios ya existentes.
Se anuncian en grandes carteles con fotos bien llamativas, el nombre de Cristo muchas veces ni aparece, no sabemos si le anuncian a Él o a ellos. Esta nueva ola además presenta un alto porcentaje de matrimonios donde él es apóstol y ella profeta, parece que Dios los cría y ellos se juntan.
Efesios 2:19-20 dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo...”. El énfasis de este pasaje está en la nueva naturaleza que los creyentes hemos obtenido al pasar de muerte a vida, de ser ciudadanos de esta tierra que desaparecerá con todas sus obras un día (2 Pedro 3:10-11) a ser ciudadanos de la Nueva Jerusalén. Cuando se menciona acerca de ser edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, no se está hablando de autoridad jerárquica eclesiástica, sino que se está refiriendo al crecimiento o madurez que el creyente obtiene cuando es edificado en la doctrina de los apóstoles y profetas; es decir, en la doctrina de aquellos hombres que recibieron la inspiración, la revelación de la Palabra que es la Biblia, la Palabra de Dios. Aquel ministerio fue irrepetible, porque el canon bíblico está cerrado.
No obstante, el entendimiento de esos “modernos apóstoles y profetas” es muy distinto al escritural. Ellos, torcidamente de hecho, sí aseguran que la porción de la Escritura que hemos leído tiene que ver con un supuesto gobierno autócrata de la Iglesia de Jesucristo.
Cristo dijo: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán... Porque se levantarán falsos cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:4-5, 24).
Avisados estamos y es nuestro deber proclamar la supremacía de Cristo y de las Escrituras por encima de los nuevos “mercaderes” de la fe. Tenemos un cáncer que extirpar en nuestras comunidades: la teología de la prosperidad y todo este mundo asociado y una labor que realizar: difundir la sana palabra de Dios.”
(Publicado en la revista EDIFICACIÓN CRISTIANA, Marzo - Abril 2012. Nº 253. Permitida la reproducción total o parcial de esta publicación, siempre que se cite su procedencia y autor).

Esta persecución se ha repetido a lo largo de la historia con el objetivo claro de sembrar confusión entre aquellos que se añaden de buena voluntad en la búsqueda de la Verdad y se encuentran que el Camino está poblado de indicadores que intentan desviarnos de la buena dirección, por eso no es de extrañar que haya tantas advertencias en la Palabra de Dios para que estemos alertas y no nos desviemos de la Palabra fiel.

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