Acabo de conocer a otro “Soldado-valiente de Dios” y una vez más, he aprendido de él. Dios nos presenta a “modelos” para que aprendamos. Pablo decía:”Sed imitadores de mi como yo lo soy de Cristo.” Y cuando el Señor permite que conozcamos a uno de sus “soldados-valientes” es para mostrarnos, con personas de carne y hueso, que el servicio para Él es cosa de hombres (y mujeres) de fe, entregados, dispuestos, sin importarles los obstáculos, parece como que ni los vieran, y mucho menos las críticas, opiniones, el “qué dirán” y todas esas banalidades a las que, tristemente, damos tanta importancia, pequeños dardos molestos a los que damos más valor del que tienen y que deberíamos esquivar con el escudo de la fe del que habla Efesios 6:16.
Jesús Manuel, que así se llama este Soldado de Cristo, tiene en su tarjeta de presentación lo que yo creo es una de las claves de su fe y de su confianza. Dice así: “El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1ª Juan 5:12). El escribe ‘vida’ con minúscula, seguramente su razón tendrá, pero se refiere a la VIDA con mayúsculas que le da sentido a su persona, su testimonio y su ministerio de querer ayudar a salvar almas para Cristo sean de la parte del mundo que sean: personas.
Para poder coger el sentido a lo que he dado en llamar “su clave”, tengo que leer el texto en su contexto, dice así:
“El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.” (1 Juan 5:10-13).
Por eso, un “Soldado-Valiente de Dios” está confiado en lo que dice (basado en la Palabra de Dios: la Biblia), y en lo que hace (basado en la Confianza plena que da el creer esta Palabra).
Simplemente leyendo estos textos apreciamos que cuando alguien acepta el Testimonio que Dios ha dado de Su Hijo Jesucristo, Dios mismo sella esta verdad dándole al hombre el testimonio del Espíritu Santo en sí mismo, algo real y tangible en nuestras vidas que sentimos ese “testimonio interior” tanto cuando estamos celebrando alguna de las muchas bendiciones de Dios, sea la convivencia fraternal con otros hermanos, la participación en alguna actividad de la Iglesia, la lectura de la Biblia, la oración…, como cuando, por nuestra debilidad, intentamos apartarnos del Camino que Dios nos indica, el llamado Camino de la santidad, como en seguida sentimos esa “llamada” a la cordura desde nuestro interior, esa incomodidad, ese entristecer al Espíritu que mora en nosotros recordándonos que ya no somos nuestros, que somos de Él y Él quiere cuidarnos y enseñarnos y llevarnos de la mano, como si fuésemos niños rebeldes, dispuestos a zafarnos a la primera oportunidad…
Juan redondea el mensaje: “Este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo”. ¿Somos conscientes? Dios no da vida eterna inmerecidamente como un regalo de la gracia: “Por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros pues es don de Dios. No es por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Dios nos la ha dado ¡ya! Una vida eterna que está en su Hijo, “el Autor de la Vida”, una Vida eterna que se recibe cuando recibimos al Hijo como nuestro Señor y Salvador personal.
No puedo apartar la vista del “que no tiene”. Porque es maravilloso todo lo relacionado con el “que tiene” pero ¡ojo con las palabras que se refieren al que no tiene! Si alguien no cree a Dios, al testimonio que ha enviado en Jesús, a Sus palabras escritas en la Biblia, le hace ¡mentiroso! ¿Por qué? Porque no le ha creído y la gente se cree que puede aceptar o rechazar el testimonio que Dios les muestra sobre Cristo, así, sin más… pero aquí nos dice que al rechazarlo ¡está diciendo que Dios miente! ¿Os recuerda algo esto? ¡Las palabras de la serpiente en el Edén! “¿Con que Dios os ha dicho…?” O sea: “¡os ha mentido! No es así como os ha dicho… Él no quiere deciros la verdad…por consiguiente ¡os ha mentido!” ¿A quién le vamos a creer? ¿A Dios o a la Serpiente Antigua, como llaman a Satanás en el Apocalipsis? “El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” ¿Qué es lo contario a tener vida? Tener muerte: el que se niegue a reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, tiene la sentencia escrita: puede intentar buscar esa vida eterna por “otros caminos”: la religión, la Iglesia, las buenas obras, la filosofía, en la ciencia…, puede buscarla donde quiera, pero Dios dice en Su Palabra que para tener la Vida se ha de tener al Hijo de Dios, pero si no tiene al Hijo de Dios, nunca podrá tener ni la vida eterna, ni la vida verdadera, porque ¡la vida cobra otra dimensión con Cristo en el corazón! Que Él te ayude y te guíe a que esto sea una realidad en tu vida. Es muy fácil. Es un regalo que Dios te da si se lo pides. ¡Pídeselo!
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