sábado, 23 de marzo de 2013

La Profesión de Nuestra Esperanza


Leído hoy en el devocionario “Nuestro Pan Diario” (Ministerios RBC) y que transcribo porque, lógicamente, me llamó la atención su contenido en relación con el nombre de este Blog:
“Tener esperanza para…
Aunque trato de que lo que veo en la actualidad no me perturbe, me tomó desprevenido el mensaje en la camiseta de una mujer que pasó a mi lado en un centro comercial. Las letras resaltadas declaraban: “Solo los imbéciles tienen esperanza”. Sin duda, ser iluso o crédulo puede tornarse insensato y peligroso. La frustración y el quebrantamiento pueden ser el resultado trágico de un optimismo infundado. Pero carecer de esperanza es una perspectiva triste y cínica de la vida.
La esperanza bíblica no tiene comparación; es una confianza plena en Dios, y en su obra en el mundo y en nuestra vida. ¡Todos necesitamos algo así! El escritor a los hebreos explicó claramente la importancia de la esperanza: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió” (Hebreos 10:23).
Tener la clase de esperanza de la que habla la Biblia no es una insensatez, porque tiene un fundamento sólido. Nos aferramos a la esperanza que recibimos en Cristo porque nuestro Dios es fiel. Podemos confiarle todas y cada una de las cosas que enfrentemos, tanto en el presente como para la eternidad. Nuestra esperanza está cimentada en el carácter confiable de Dios, que nos ama con amor eterno. Así que, aquel mensaje en la camiseta estaba equivocado. La esperanza no es para los imbéciles, ¡sino para ti y para mí!” William E. Crowder

martes, 19 de marzo de 2013

PENSAMIENTOS

La intención de los pensamientos…

Si los enumero, se multiplican más que la arena
Muchos pensamientos se agolpan en nuestra mente; pensamientos para bien, pensamientos confusos, pensamientos para mal. Éstos surgen fácilmente, tenemos facilidad para idear mal; ideamos un mal y automáticamente, a continuación, la disculpa o la mentira para justificar ese mal. Es más difícil enfocarnos al bien, nuestra rebeldía natural nos pone más impedimentos, aun cuando la experiencia nos recuerda el descanso que nos deja el hacer el bien… ¡ay! ¡pero nuestra rebeldía…!
“Porque cual es su pensamiento en su mente, tal es él” (Prov.23:7) Incluso si su pensamiento es escaso, tal es él, alguien que dedica poco tiempo a pensar, plano, previsible, burdo, tal vez fácil de convencer, o difícil, porque no se va a aplicar a los argumentos que oiga. Sencillamente seguirá su ritmo. El caso contrario nos impone un poco: ¡el de muchos pensamientos! Si es alguien que es capaz de coordinarlos, ordenarlos, analizarlos, es alguien de peso, inteligente, con personalidad definida. Porque si no es así, seguramente tendrá un embrollo en su mente y su confusión, seguramente no le lleve a ninguna parte.
Mi mente es de las que trabajan continuamente. Filosofa, analiza, inventa, curiosea, se frena en un nudo, se suelta respirando aliviada en un desenlace aclaratorio, se aturulla, se despereza, quisiera tener la capacidad de la de Salomón, se conforma, más bien, se resigna. Bueno, otros ni llegan aunque haya muchos que me sobrepasen con generosidad…

sábado, 2 de marzo de 2013

AGNÓSTICO

“¿Es usted creyente o ateo? – Ni una cosa ni la otra, soy agnóstico”

creación prueba existencia de Dios

Es bastante corriente oír este comentario. ¿Qué significa ser agnóstico? En términos muy genéricos y sencillos una persona se denomina agnóstica porque cree que no puede opinar nada sobre temas de religión, no se declara creyente pero tampoco puede afirmar que sea ateo aunque en el fondo, nieguen la existencia de Dios basándose en que todo lo que pertenece al ámbito espiritual es inaccesible al entendimiento humano pues va más allá de los resultados de los experimentos, más allá de la ciencia.
Según leo en la Wikipedia, el agnosticismo designa corrientemente la actitud que considera fútil toda manifestación metafísica y, en sentido estricto, se aplica a todas las doctrinas filosóficas que, aparte de sus diferencias, admiten la existencia de una realidad absoluta y trascendente, incognoscible por naturaleza: el positivismo, el evolucionismo, el relativismo y, en cierto sentido, el criticismo kantiano.

La palabra viene del griego α-, a-, ‘sin’; y γνώσις, gnōsis, ‘conocimiento’. Es importante que no debe confundirse con gnosticismo, un movimiento religioso que tuvo su apogeo a mediados del siglo II siendo una auténtica amenaza para el cristianismo, dándoles mucho trabajo al apóstol Pablo y muy especialmente al apóstol Juan quien combate este movimiento en sus cartas.