La sabiduría llama en
las calles; da su voz en las plazas.
Hace unos meses escribí sobre Proverbios 1:7 “El temor de Jehová es el principio del
conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.” Y en
este mismo capítulo 1 de Proverbios, el escritor ‘inspirado’ personifica a la
sabiduría llamando a la gente a que se despierte, a que salga de su letargo, a
que mire en derredor suyo y adivine la cercanía del precipicio. ¿Quién está
llamando? ¿la sabiduría o Dios? ¿Dios es
la sabiduría infinita? Tal vez la sabiduría nos está advirtiendo de lo
peligroso que es no escuchar los avisos del Creador.
¿Hasta cuándo, oh
ingenuos, amaréis la ingenuidad? ¿Hasta cuándo los burladores desearán el
burlarse, y los necios aborrecerán el conocimiento?
Tres clases de personas amonestadas: ingenuos, burladores y
necios. Los ingenuos amando la ingenuidad. Voy a mirar en el diccionario a ver
que nos cuenta: ingenuidad
1 Falta de malicia,
astucia o doblez al actuar: los timadores suelen aprovecharse de la ingenuidad
de las personas. Candidez, candor, inocencia.
2 Acción o dicho que
demuestra falta de malicia o de experiencia.
Ingenuo. Se aplica a la persona que es simple, fácil de
engañar y está falta de malicia, astucia o doblez al obrar. Cándido, incauto,
inocente.
Persona simple, fácil de engañar… Tengo que ver que palabra
utiliza aquí la Reina Valera de 1909: “¿Hasta
cuándo, oh simples, amaréis la simpleza?” Veis, esta es una de las razones
por las que hay que mirar diferentes traducciones de la Biblia para enriquecer
su significado y entenderla mejor. Siempre encuentro más acertadas las
traducciones más antiguas, pero es sabio enriquecerse con todas las buenas
traducciones. Porque hacia los simples y la simpleza va el enfoque de la
llamada de la sabiduría.
Simpleza.
1 Falta de
inteligencia y rapidez en una persona cuando razona.
2 Acto o dicho poco
inteligente.
Esta es la clase de personas a las que la sabiduría reprocha
en primer lugar, personas que prefieren no pensar demasiado en lo que la
evidencia de lo que les rodea les está diciendo a gritos: ¡Un día emite
sabiduría a otro día! ¡La creación habla de la existencia de Dios! Las
consecuencias de la continua degradación del mundo ¿a dónde nos conducen? NO,
no quieren usar la inteligencia que el Creador ha puesto en ellos, es mejor no
usarla, es mejor dejarse llevar por la corriente de la mayoría, es más cómodo,
y más fácil, no compromete, simplemente hacer las cosas lo mejor posible y ya
está… ¿Qué hay un Dios? ¡A quién le importa! Vivamos la vida día a día lo mejor
posible antes de que nos alcance la muerte. ¡Y no razonemos más ni veamos las
evidencias! ¡Fuera problemas! Ya la vida nos trae suficientes problemas para
que, aún encima, nos busquemos nosotros más… ¿Hasta cuándo amareis la simpleza?
Luego están los burladores. Los que se burlan tienen un
punto de orgullo, del amor al yo, del amor a la capacidad del hombre, de su
ciencia pero, en lo que respecta a Dios, religión, fe…, pueden hacer chistes de
todo porque no encuentran motivo de respeto por lo religioso. Ellos se
encuentran por encima y rebajan a todo lo que tenga que ver con la fe, la
gracia, el plan de Dios. Y es preocupante, para un creyente, imaginarse su
futuro y su encuentro cara a cara con Dios. ¿Dónde estarán entonces sus mentes,
sus pensamientos, sus bases? “Bienaventurado el hombre que
no anda según el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de
los pecadores, ni se sienta en la silla de los burladores." (Salmo 1:1)
Y luego están los necios, los que practican y viven en la
necedad odiando el conocimiento, odiando a los que enseñan y cerrando ojos y
oídos a la verdad, a la sabiduría. En las versiones más antiguas les llama “insensatos”
y creo que poca explicación precisa pero, ¿Cuánta gente lo hace? Gente que
incluso tiene buenos estudios y son expertos o profesionales en su
conocimiento. Pero… les hablas de Dios y parece que cae un velo delante de
ellos.
La Palabra de Dios es clara y rotunda para decir a
continuación las consecuencias de rechazar la sabiduría manteniendo estas
actitudes: “Pero, por cuanto llamé, y os
resististeis; extendí mis manos, y no hubo quien escuchara (más bien,
desechasteis todo consejo mío y no quisisteis mi reprensión), yo también me
reiré en vuestra calamidad. Me burlaré cuando os llegue lo que teméis, cuando
llegue como destrucción lo que teméis, cuando vuestra calamidad llegue como un
torbellino y vengan sobre vosotros tribulación y angustia.”
Parecería que después del aviso del mismo Dios serían muchos
lo que se volviesen de su manera insensata de vivir ¿verdad? Sin embargo, solo
le hacen caso unos pocos. Y los demás, la gran mayoría de los que no están
haciendo caso de los avisos, se giran, miran a esos pocos que han creído a la
Palabra de Dios y, a su vez, llaman insensatos e ingenuos a los que han hecho
caso de la amonestación. ¿Qué hace la sabiduría al llegar a este punto? Avisa.
¡Atente a las consecuencias! ¿Cuándo os llamé os resististeis? ¿Extendí mis
manos y no hubo quien escuchara? Bien, habéis llegado al precipicio… ¿lo veis?
El amor de Dios no puede soportar esta visión, pero Dios es
Justo y no va a pasar por alto ninguna transgresión. No va a abrazar a ningún
pecador que no haya reconocido delante de Él su pecado y haya decidido agarrar
esa mano santa. Por eso no ha dejado de avisar. En ningún momento.
¿Pero qué puedo hacer yo Señor? Estoy ya al borde ¿estoy a
tiempo de escuchar el clamor de la sabiduría?
Sí. Por nosotros no podemos hacer nada, pero si clamamos a
Él no cierra nunca sus oídos al que se reconoce perdido sin Su ayuda. Dios
responde. Él afirma que derramará Su Espíritu sobre ti. En un acto de gracia
sublime, Dios derramará esa bendición a aquel que la busque porque se necesita
esa gracia para una conversión sincera. Pero tiene que ser hoy, ahora, porque
no sabemos de cuánto tiempo más disponemos para resistir al borde del
precipicio. Situación peligrosa ¿verdad? Si lo es porque corremos el riesgo de
morir sin Cristo. Ahora tenemos relativa tranquilidad, aún no han empezado las
primeras gotas del diluvio; ahora estamos cómodos pero, en esa pereza nos
advierte de “cuando llegue como
destrucción lo que teméis”…"Entonces me llamarán, y no responderé; me
buscarán con diligencia y no me hallarán, por cuanto aborrecieron el
conocimiento y no escogieron el temor de
Jehovah. No quisieron mi consejo y menospreciaron toda reprensión mía.”
Ahora Dios está dispuesto a oír nuestra llamada pero cuando
se cierre la puerta “del arca” entonces clamarán en vano…
¿Despreciamos la sabiduría? Seamos sabios porque si
escuchamos la alarma encendida en las alturas podremos ver a dónde se encaminan
nuestros pies; obedezcamos al Autor de la sabiduría, al Señor Jesús para
disfrutar de la paz de conciencia que Él nos ofrece y de la seguridad y
confianza que Su poder y Amor nos da desde hoy para siempre.
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