El pasado sábado 21 de Noviembre, he asistido a la
Conferencia que organiza la FIEIDE, conferencia que tenía un título muy
sugerente: “Árbitros en el último tramo de la vida” tocante a un tema de
actualidad como es la eutanasia y las decisiones que se toman, en situaciones
críticas, antes de morir. El conferenciante fue el Dr. Rodolfo E. González,
quien con su experiencia en el campo y el ambiente hospitalario, pudo aportar y
enriquecer la conferencia con historias reales vividas por él que hicieron que
las cerca de tres horas que dedicó a tan importante asunto me parecieron muy
cortas. En este comentario quisiera exponer algunos detalles que me parecieron
interesantes de su intervención y del coloquio que siguió a la misma.
Hoy en día, por lo general, no gusta hablar de la muerte. No
hace tantos años estaba más presente en la sociedad: se guardaba luto, se
anunciaba por medio de campanas en las iglesias, esquelas, recordatorios; se
asistía a los velatorios; hoy en día casi ni se ve al difunto: o está en un lugar
aislado, o pasa directamente al crematorio y solo se ve la caja, cuando se ve,
etc. Hoy no se quiere hablar de la muerte.
¿Qué actitudes encontramos ante este tema?
Es extraño, no se sabe que se experimenta ni que se
encuentra después (en el caso de los creyentes tenemos una idea aproximada por
lo que nos revela la Biblia).
Vemos varios tipos de reacciones: se lucha contra la muerte;
se niega su realidad; otras veces produce desesperación ante su llegada; en
general se desea que cuando llegue sea cómodamente (todo aquel a quien se le
pregunta cómo le gustaría morir llegado el momento suele contestar: “que me
coja durmiendo, en paz, sin dolor”); otros quieren tener el control
(eutanasia). La eutanasia básicamente es que otro provoque mi muerte. Después está
el suicidio asistido que consiste en que otro me ayude a morir. Las razones que
se aluden para tomar alguna de estas decisiones suelen ser la compasión y el
miedo. Miedo al dolor, a la dignidad perdida (no controlo mis actos
fisiológicos, no me valgo por mi mismo para nada, etc.), miedo a la
dependencia.
Hay una serie de conceptos actuales en la sociedad que
influyen en estos razonamientos cada vez más extendidos:
El utilitarismo: Vale si me sirve. El utilitarismo es una
teoría ética que asume las siguientes tres propuestas: lo que resulta
intrínsecamente valioso para los individuos, el mejor estado de las cosas es
aquel en el que la suma de lo que resulta valioso es lo más alta posible, y lo
que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a
esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida por
su utilidad para los seres sintientes en conjunto. Utilidad es una palabra que
refiere aquello que es intrínsecamente valioso para cada individuo.
El Hedonismo (ya se hablaba y se practicaba en la antigua
Grecia): Lo fundamental es disfrutar. El dolor no se tolera en absoluto:
intolerancia al dolor.
La Autonomía: Yo soy dueño de mi. La persona cuida y le da
mucha importancia al YO.
El Naturalismo: Soy uno con la naturaleza. El naturalismo rechaza
la existencia objetiva de algo sobrenatural, viendo todas aquellas cosas
"sobrenaturales" como explicables en términos naturales.
Además de los conceptos también destacan factores sociales
influyentes:
La ruptura de las hasta hace poco, estructuras sociales
firmes (divorcio, falta de relaciones, soledad, etc.).
Una mayor esperanza de vida.
La legislación en otros países, por ejemplo de la eutanasia
legalizada.
Respecto a esto último el doctor expuso algunas cosas que se
van viendo fruto de la experiencia de otros países, en este caso EE.UU y
Holanda, cosas que van delatando los diferentes estudios estadísticos que se
hacen sobre estos temas:
(EE.UU)
Es difícil predecir el tiempo que a uno le queda de vida por
lo que cuando se da un plazo, no siempre se acierta, lo que puede producir que
se provoque la muerte a alguien que va a vivir más tiempo del previsto.
En un alto porcentaje se detecta falta del sentido de vivir,
una vida sin propósito y esto sin tener una enfermedad terminal.
Con el paso de unos meses, muchas personas cambiaron su idea
de morir, por cambios en su vida, circunstancias…
Está disminuyendo la evaluación mental de base,
especialmente afecta cuando la persona tiene depresión, en un 1,5% no se evalúa
seriamente y se da el visto bueno a la provocación de la muerte sin tener en
cuenta que no se ha hecho un análisis profundo y serio de las condiciones
físico-mentales del paciente.
(Holanda)
Cada vez están muriendo más personas sin dar el
consentimiento (ancianos, discapacitados, bebés, etc.). Se calcula que unas
1000 personas al año.
Concepto bíblico:
La vida tiene mucho valor porque somos creados a imagen de
Dios. Cada persona es única, incomparable, irrepetible. Los conocidos
versículos del Salmo 139 nos revelan que Dios mismo nos conoce desde el momento
en que somos formados en el vientre de nuestra madre, cada detalle, desde el
mismo embrión (Sl.139:13-16). Ya en el primer libro de la Biblia, el Génesis,
registra una seria advertencia del Creador para aquellos que matan impunemente
sin darle el valor que tiene a la vida: “El que derramare sangre de hombre, por
el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el
hombre.” (Gn.9:5-6). En la vida y en la muerte, Dios es soberano: “Yo hago
morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi
mano.” (Deut.32:39).
Dependemos de Dios y de eso se deriva el sentido de nuestra
vida. “Tus manos me hicieron y me formaron… como a barro me diste forma… me
vestiste de piel y carne, y me tejiste con huesos y nervios, vida y
misericordia me concediste, y tu cuidado guardó mi espíritu.” (Job 10:8-12;
34:14-15). “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del
hombre que camina es el ordenar sus pasos.” (Jr.10:23).
Pertenecemos a la familia humana. Nuestro inicio fue el
resultado de la soberana decisión de la reunión divina: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;” (Gn.1:26). La vida con Dios ha
acrecentado el valor de la vida en los creyentes porque “Dios permanece en
nosotros” (1 Juan 4:12).
Sabemos que el sufrimiento no es sin sentido: “Sabiendo que
la prueba de vuestra de produce paciencia” (Stgo.1:2-4).
Romanos 5:3-4 amplía esta producción indicando que la paciencia a su vez genera
esperanza y en Santiago 5:11 se afirma que tenemos por bienaventurados a los
que sufren, poniendo como ejemplo y máximo exponente a Job, donde podemos ver
el final de la historia reconociendo que “el Señor es muy misericordioso y
compasivo.” “Al momento ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de
ella han sido ejercitados.” (He.12:11). Por eliminar el sufrimiento, no se
puede eliminar al que sufre.
La vida tiene un valor incomparable; el hombre le da más
valor a lo material, al disfrute al día, a las posesiones, que a la vida misma:
“¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?”
(Mateo.6:25-26). “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su
alma?” (Marcos 8:36).
La autonomía hay que ejercerla en equilibrio. Pablo era
consciente que su deseo de estar con el Señor era lo primero, pero también su
preocupación y su ministerio por las nuevas iglesias que se estaban fundando le
hacía necesario como apoyo a los hermanos: “Tengo el deseo de partir y estar
con Cristo… pero quedarme… es más necesario por causa de vosotros.”
(Fil.1:23-24). No hay que ser egoísta pensando solo en lo que le conviene a
uno, sino que hay que pensar también en los demás y en el bien o el daño que
les podamos ocasionar (Fil.2:4).
En los tribunales médicos organizados para decidir si
mantener convida aun paciente, se puntúan diferentes conceptos en cada caso y
según la puntuación sacada, se toma la decisión. Hay diferentes escalas de
valoración: En primer lugar valorar lo que siente el paciente, si tiene dolor,
si no siente nada y es como un vegetal. También se valora cómo está siendo el
mantenimiento de las funciones físicas. Su capacidad mental y su bienestar
Psíquico; su capacidad de relacionarse, de trabajar.
¿Qué debilidades tiene este análisis?
Hoy se utiliza el término “calidad” en las personas. Antes
se aplicaba sólo a las cosas. El ejemplo más duro lo hemos tenido en los
médicos nazis que eliminaban a aquellos que según su valoración, tenían una
calidad de vida 0.
¿Qué es una vida normal? ¿Cuándo consideramos que se trata
de una vida anormal? Beethoven fue sordo; Hawking padece una enfermedad
motoneuronal relacionada con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que ha ido
agravando su estado con el paso de los años, hasta dejarlo casi completamente
paralizado y lo ha forzado a comunicarse a través de un aparato generador de
voz, sin embargo es un físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador
científico británico de fama mundial y sus teorías son seguidas por millones de
estudiosos. En las predicciones médicas hay límites.
La buena muerte
Como creyentes, sabemos que nuestra situación en la tierra,
sea cual sea, es temporal (1 Co.15:54). A la hora de acercarnos a una persona
enferma, tenemos que valorar primeramente que no se trata de un cuerpo: es una
persona. Esa persona se encuentra ante ese paso final aquí en la tierra y está
cruzando fases que cruzamos todos, pero que a veces están envueltas en
ignorancia, otras se siente inseguridad, los hay que buscarán la forma de no
reconocer la realidad inminente y buscarán negarla.
Surgen las típicas preguntas: ¿por qué? ¿por qué yo? Y ante
lo inminente hay una adaptación progresiva, obligada, a veces por aquellas
cosas que ya no se pueden hacer.
Es muy importante el estar al lado del moribundo, esa
persona busca comprensión: el hecho de tomar su mano, aunque no se hable (a
veces los silencios son más valiosos que las palabras vanas), es una necesidad.
En la Palabra tenemos oraciones muy apropiadas, por ejemplo el Salmo 31:9-12.
Cada caso es particular. Tenemos que hacer una valoración de
los tratamientos: ¿la técnica va a evitar la muerte, va a dar solución? Hay
cosas que no podemos controlar, pero debemos escuchar las propuestas; la persona tiene libertad a la hora de
aceptar un tratamiento, pero, hay cosas que los tratamientos no pueden
resolver.
¿Cuál es el “estilo cristiano” de acercarse al morir?
Todos sabemos que tenemos que morir porque así está
establecido (Hebreos 9:27), por lo cual debemos enfocar la vida siendo
conscientes de este conocimiento.
Mientras hay salud, debemos relacionarnos con los demás.
No neguemos la naturaleza humana que tenemos, no finjamos
una espiritualidad falsa cuando llegue la hora final; nuestras reacciones serán
lógicas en base a esa naturaleza.
El hecho normal de
que tengamos miedo, no significa que tengamos falta de fe. “Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo.” (Fil.4:7).
Medita en las enseñanzas de Jesús: “Yo soy la resurrección y
la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Juan 11:25)(ver Jn.14:2).
Debemos de vivir nuestra vida diaria como verdaderos
creyentes de manera que ilustre a los que nos rodean. Que así sea.
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