miércoles, 17 de febrero de 2016

Siria

guerraNo es normal. No sé si hay adjetivos para definir lo que sucede en Siria, en sus ciudades, en sus gentes. Está pasando la guerra por allí, ese caballo destructor, loco, insensible, asesino, infernal, salvaje, bestial…
No es normal.
Parece que han puesto fotos de hace muchos años, de Beirut, o de la segunda guerra mundial, porque son las mismas imágenes, las mismas calles que ya no lo son porque no se adivina calle ni aceras ni nada que recuerde a una calle; las mismas casas destruidas, como gigantescas montañas de naipes que caen en desorden, sobre otros naipes rotos, caóticos, desordenados, muertos…
Pero hay gente: curiosamente en alguna de las fotos se ve gente llevando a otras gentes en improvisadas camillas, a veces hechas con sábanas, o cortinas, no se, supongo que lo primero que han encontrado que sirva para transportar los restos de esa persona por ver si se puede recuperar un atisbo de vida en medio de tanta muerte… ¿Podemos adaptarnos a vivir en ese infierno? Algunos sobreviven, son niños con ojos aterrados, ojos cansados, cansados de llorar, cansados de vivir… También se ven grupos de hombres con armas en ristre, instrumentos de muerte, juguetes demoníacos, juguetes tristes y negros, sucios de sangre coagulada… dan ganas de llorar.
Veo una foto con dos filas de gente, una fila a la izquierda y otra fila a la derecha; la fila de la izquierda, unas veinte o más, están de pie y apuntan con sus armas a los de la fila de la derecha que están tirados en el suelo, en una fila macabra, ordenada pero macabra porque han caído en ese orden asesinados por las personas de la fila de la izquierda, personas como ellos pero que aún siguen vivos… ¿Pensarán que están en el grupo de los vencedores? ¿Pero alguien se puede creer vencedor en esto? ¿O se tratará de supervivientes, un día más, a la terrible realidad que les ha tocado vivir? ¿Qué pasará por esas cabezas? A lo mejor solamente la idea de pensar si hoy les tocará comer, o beber un vaso de agua turbia, o dormir…
Hay fotos en las que alguien apunta con una pistola en la cabeza de una persona tirada en el suelo, arrodillada, humillada, deseando que suene ese tiro que acabe con su particular pesadilla en el infierno de una ciudad de Siria, o lo que queda de ella. No se puede definir. ¿A qué estado de pensamiento se puede llegar cuando toda tu vida se reduce a matar a prójimos humillados por el miedo, la vergüenza, el temor, el hambre… a tus pies? La realidad de lo que convierte una guerra a las personas, repetido por enésima vez.
Es increíble, en alguna foto se ve un niño, o una niña sonriendo; un niño, o una niña con ropa sucia, rota, a todas luces insuficiente, por la que asoma una tímida sonrisa, unos dedos mostrando la V de victoria, unos ojos oscuros que lo han visto todo en su corta pero intensa vida. ¡Dios mío, cuánto dolor! ¿Es que los gobernantes, dirigentes, líderes o lo que sean, no ven estas fotos? ¿O no las quieren ver? ¿Es que su orgullo, soberbia, o lo que sea está por encima de todo este sufrimiento? ¿O están anestesiados y borrachos de tanta sangre y se les ha subido a la cabeza y no consiguen pensar una salida?

Estas imágenes me muestran la condición del hombre. Podemos aparecer en países civilizados, en reuniones políticas de alta alcurnia, en cenas y ceremonias grandiosas… pero por dentro somos suciedad y corrupción producto del pecado, ese innombrable, ese que no queremos decir que existe porque ya hemos evolucionado… ¿Evolucionado? Por favor, pregúntale a los protagonistas de esa fotos cuánto hemos evolucionado, si todavía llegas a tiempo de encontrarlos vivos.

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