No es normal. No sé si hay adjetivos para definir lo que sucede en
Siria, en sus ciudades, en sus gentes. Está pasando la guerra por allí, ese
caballo destructor, loco, insensible, asesino, infernal, salvaje, bestial…
No es normal.
Parece que han puesto fotos de hace muchos años, de Beirut, o de la
segunda guerra mundial, porque son las mismas imágenes, las mismas calles que
ya no lo son porque no se adivina calle ni aceras ni nada que recuerde a una
calle; las mismas casas destruidas, como gigantescas montañas de naipes que
caen en desorden, sobre otros naipes rotos, caóticos, desordenados, muertos…
Pero hay gente: curiosamente en alguna de las fotos se ve gente
llevando a otras gentes en improvisadas camillas, a veces hechas con sábanas, o
cortinas, no se, supongo que lo primero que han encontrado que sirva para
transportar los restos de esa persona por ver si se puede recuperar un atisbo
de vida en medio de tanta muerte… ¿Podemos adaptarnos a vivir en ese infierno?
Algunos sobreviven, son niños con ojos aterrados, ojos cansados, cansados de
llorar, cansados de vivir… También se ven grupos de hombres con armas en
ristre, instrumentos de muerte, juguetes demoníacos, juguetes tristes y negros,
sucios de sangre coagulada… dan ganas de llorar.
Veo una foto con dos filas de gente, una fila a la izquierda y otra
fila a la derecha; la fila de la izquierda, unas veinte o más, están de pie y
apuntan con sus armas a los de la fila de la derecha que están tirados en el
suelo, en una fila macabra, ordenada pero macabra porque han caído en ese orden
asesinados por las personas de la fila de la izquierda, personas como ellos
pero que aún siguen vivos… ¿Pensarán que están en el grupo de los vencedores?
¿Pero alguien se puede creer vencedor en esto? ¿O se tratará de supervivientes,
un día más, a la terrible realidad que les ha tocado vivir? ¿Qué pasará por
esas cabezas? A lo mejor solamente la idea de pensar si hoy les tocará comer, o
beber un vaso de agua turbia, o dormir…
Hay fotos en las que alguien apunta con una pistola en la cabeza de
una persona tirada en el suelo, arrodillada, humillada, deseando que suene ese
tiro que acabe con su particular pesadilla en el infierno de una ciudad de
Siria, o lo que queda de ella. No se puede definir. ¿A qué estado de
pensamiento se puede llegar cuando toda tu vida se reduce a matar a prójimos
humillados por el miedo, la vergüenza, el temor, el hambre… a tus pies? La
realidad de lo que convierte una guerra a las personas, repetido por enésima
vez.
Es increíble, en alguna foto se ve un niño, o una niña sonriendo; un
niño, o una niña con ropa sucia, rota, a todas luces insuficiente, por la que
asoma una tímida sonrisa, unos dedos mostrando la V de victoria, unos ojos
oscuros que lo han visto todo en su corta pero intensa vida. ¡Dios mío, cuánto
dolor! ¿Es que los gobernantes, dirigentes, líderes o lo que sean, no ven estas
fotos? ¿O no las quieren ver? ¿Es que su orgullo, soberbia, o lo que sea está
por encima de todo este sufrimiento? ¿O están anestesiados y borrachos de tanta
sangre y se les ha subido a la cabeza y no consiguen pensar una salida?
Estas imágenes me muestran la condición del hombre. Podemos aparecer
en países civilizados, en reuniones políticas de alta alcurnia, en cenas y
ceremonias grandiosas… pero por dentro somos suciedad y corrupción producto del
pecado, ese innombrable, ese que no queremos decir que existe porque ya hemos
evolucionado… ¿Evolucionado? Por favor, pregúntale a los protagonistas de esa
fotos cuánto hemos evolucionado, si todavía llegas a tiempo de encontrarlos
vivos.
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