viernes, 6 de marzo de 2020

Confiar en Aquel

confianza, seguridad, certeza, gozo, paz, tranquilidad, firmeza, amor, cariño, sentido, propósito
La vida nos depara sorpresas a veces dolorosas, otras veces muy dolorosas. De momento, y gracias a Dios, no me ha tocado vivir una situación muy dolorosa; a veces me la puedo imaginar, ¿y si me pasara esto a mí? ¿cómo reaccionaría? La experiencia que ya he compartido aquí en alguna ocasión es que en los momentos más difíciles es cuando he sentido a Dios más cerca. Las experiencias que he leído de algunos creyentes es que han llegado a colapsar en situaciones límite: “Fue como si todo el mundo se hubiera oscurecido. Mi corazón gritaba: “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?”.
Los creyentes tenemos palabras de Dios que recordamos cuando nos enfrentamos a situaciones de este tipo; uno de los favoritos es 1 Corintios 10:13.- “No os ha sobrevenido ninguna tentación (prueba) que no sea humana; pero fiel es Dios quien no os dejará ser tentados (probados) más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación (prueba) dará la salida, para que la podáis resistir.” Otro de los pasajes que solemos recordar es el de Santiago 1:2-3.- “Hermanos míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia (perseverancia, constancia)”. ¿Cómo se puede tener gozo cuando se enfrenta uno a un revés de los que te deja ‘colapsado’? El mensaje del apóstol Santiago es un mensaje de aliento para los que se enfrentan a este tipo de dificultades. El escritor inspirado está diciéndonos las palabras de Dios para que reflexionemos en ellas y nos afirmemos en el gozo, no el gozo superficial, sino en la plenitud de gozo del que habla en otro texto: “¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez os digo: ¡Regocijaos!” En el caso de los lectores de Santiago a los que iba dirigida su carta, se les indica que lo que esta siendo probada es su fe y quien la esta probando es Dios mismo, el Padre, permitiendo cosas que van a fortalecer la fe porque es por medio de esa angustia que vamos a experimentar esa presencia que antes mencionaba, la experiencia de la gracia de Dios.
Es en esos difíciles momentos cuando el creyente mantiene su confianza en Dios, sabiendo que Él no está desprevenido ante lo que nos sucede, Él tiene el control: “El revela las cosas profundas y escondidas; conoce lo que hay en las tinieblas, y con él mora la luz” (Daniel 2:22). ¡En Él habita la luz! Por eso el salmista podía decir confiado: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”
Para nosotros puede ser el momento más oscuro de nuestra vida, y cuando así sea, tenemos que recordar “¡Él tiene la luz!” Para Él no hay oscuridad que valga; el misterio que nosotros confrontamos para Él no lo es; Él tiene el control y está viendo lo que está pasando y lo que va a pasar y Su Palabra, la que llega a nuestros oídos y memorizamos precisamente para estos momentos oscuros, es eterna: “¿Por qué, pues, dices, oh Jacob; y hablas tú, oh Israel: “Mi camino le es oculto a Jehová, y mi causa pasa inadvertida a mi Dios”? ¿No lo has sabido? ¿No has oído que Jehová es el Dios eterno que creó los confines de la tierra? No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable. Da fuerzas al cansado y le aumenta el poder al que no tiene vigor.” (Isaías 40:27-29).
Dios está con sus hijos en los momentos más oscuros de nuestra existencia y lo grande, es que no nos dejará solos en esos momentos. Esta seguridad nos sostiene y es por eso por lo que la compartimos con aquellos que aún no han alcanzado esta certeza. La fuerza no está en nosotros, la fuerza está en Dios quién a través de su Hijo Jesucristo nos da la certeza y la esperanza de saber que estamos bajo su protección.

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