jueves, 13 de diciembre de 2012

ORACIÓN


¡Oh Señor, cuánto necesito Tu Compañía! ¡Cuánto anhelo morar en Tu abrigo, bajo Tu sombra, mi refugio, mi castillo!(1)
Siento frío en la compañía del mundo, no se respira solidaridad, si acaso, atisbos… un poco aquí, un poco allá, pero muy poco. Falta la calidez que despide Tu Amor, falta la seguridad de tu cobijo… entonces lo echo en falta, necesito acurrucarme bajo Tus plumas, refugiarme debajo de Tus alas (2). ¡Es tanto lo que nos das! Llenas nuestra alma, rebosa nuestro corazón, Tú, oh Jehová, para siempre eres el Altísimo. Mil años delante de tus ojos son como el día de ayer que pasó; desde la eternidad hasta la eternidad, Tú eres Dios (3).
Mi alma tiene sed de ti, del Dios vivo (4), y se sacia en Tu Palabra. Lo sé, Tú ya nos lo has dicho: el que medita en Tu Palabra de día y de noche, será como un árbol junto a corrientes de aguas, un árbol que da su fruto a su tiempo, un árbol de hoja perenne (5). Enséñanos a aprovechar nuestros días de tal forma que traigamos sabiduría a nuestro corazón (6).
¡Qué efímera es la vida sin Ti! Ahora me doy cuenta. Tú eres el Dios todopoderoso y tienes Tú Plan. ¡Es grande formar parte de ese Plan! Me miran asombrados… sus ojos tienen la mueca de la burla… ¡formar parte de ese Plan! ¿será iluso? Podría serlo si dependiese de mis méritos pero no depende en absoluto. Los méritos son de Jesucristo, todos, y el que cree en Su Nombre, tiene Vida Eterna (7). No lo he dicho yo, ni me lo he inventado. Lo has dicho Tú, Todopoderoso, Rey, Creador y yo, así lo creo por la fe que Tú derramas en los corazones arrepentidos.
Tú salvas, Tú perdonas, Tú derramas esa fe, Tú rescatas, Tú nos llevas a Tus atrios eternos ¿qué pides a cambio? Solamente que creamos y que nos arrepintamos de nuestra soberbia… pero ¡cuánto nos cuesta! Somos orgullosos, rebeldes, no lo queremos reconocer, no te queremos rendir cuentas… nos gusta la autonomía… En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma (8). Estás ahí, tan cercano ¿cómo es posible? El Dios eterno y tan personal… ¿El que puso el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá? (9). No, dicen ellos, eso se ha formado por sí solo, ha ido evolucionando, sin más, por efecto de la sabiduría de la “madre naturaleza”, a través de miles de millones de años… ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento?... ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?... ¿Quién determinó sus medidas?... ¿Quién contuvo mediante compuertas el mar...?, Yo establecí sobre él un límite y le puse cerrojos y puertas. Le dije: “Hasta aquí llegarás y no seguirás adelante. Aquí cesará la soberbia de tus olas.”… ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte?... (10)
Me uno a las palabras de Job: “Reconozco que tú todo lo puedes, y que no hay plan que te sea irrealizable.” (11) En tu inmensidad te has revelado a los hombres, pobres criaturas y cuando tratamos de comprenderte reconocemos nuestra incapacidad, por eso solo nos queda reconocerla y aceptarte como nos dices que eres en tu revelación. Lo que leemos en Tu Palabra se muestra tremendamente glorioso, no podría asimilarlo si Tú no me dejases… Por nada especial, sino porque te ha placido. Tú eres un Dios comunicativo, quieres relacionarte, te gusta escucharnos, pero también te place hablarnos… “Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas,…” (12) Siempre recuerdo aquella escena cuando te paseabas por el jardín del Edén en la brisa del día y llamabas a Adán: “¿Dónde estás tú?” (13) Estabas acostumbrado a hablar con él, a relacionarte en esa comunión perfecta, transparente, sincera, sin miradas esquivas ni tapujos, cara a cara, buena relación, Dios Santo, hombre sin pecado, no hay barreras, línea directa, plena cobertura… Pero el hombre y su mujer ya se habían escondido de Tú presencia, ya no era el mismo de la tarde anterior, la del último paseo en buena camaradería, su mirada se había enturbiado, había conocido la desobediencia al Padre, al Creador, Luz divina, Pureza inmaculada, la Verdad, la Vida, había empezado la carrera en solitario, ¡a por el poder y la gloria, solos, sin ayuda, sin dar cuentas, autónomos! Tocaba empezar a inventar la Creación para prescindir de Dios Creador totalmente…

Ahora te has mostrado a pesar de nuestra testarudez, no soportas nuestra necedad pero eres paciente… y amoroso hasta extremos inmedibles. ¡Oh Señor, cuánto necesito Tu Compañía! ¡Cuánto anhelo morar en Tu abrigo, bajo Tu sombra, mi refugio, mi castillo! (1)   Jehová es bueno (14). Si no fuera así ya hace tiempo que nosotros habríamos desaparecido del mapa del cosmos infinito, pero eres bueno. Tu deseo es que seamos plenamente capaces de comprender la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento (15). ¿Cómo se mide ese Amor? ¿Cómo se ve? ¿Cómo se siente? Solamente es necesario pedírtelo, humildemente, con sencillez, de corazón, sintiendo el desgarro interior que se produce cuando reconocemos nuestra bajeza ante Tú Santidad, nuestra suciedad ante Tú Luz admirable, nuestra bajeza ante Tú Inmensidad… Y entonces te muestras, como aquel padre que estaba al borde del camino esperando a ver si regresaba aquel hijo añorado, aquel autónomo enloquecido… pero Tú lo recibiste con los brazos abiertos, lo vestiste de ropas limpias y lujosas, le diste de comer y curaste sus heridas producidas en su lucha por desembarazarse de los espinos del frío mundo, del gélido mundo, del inhumano entorno salvaje en que lo hemos convertido… Tú estás ahí, esperando, paciente, cariñoso, bueno. ¿Cómo sino, habrías podido entregar a Tú Hijo, Tú único Hijo, para que pagase con su muerte el juicio que merecíamos nosotros? Por Amor, por cariño a los hombres y mujeres que un día, decidimos andar el camino solos y, finalmente, tuvimos que inventarnos la Creación… ¡qué triste Señor!
Oh Jehová, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mi tu rostro en el día de mi angustia; inclina a mi tu oído. En el día en que te invoque, apresúrate a responderme. Amén (16).

Textos bíblicos usados:
(1) Salmo 91:1-2
(2) Salmo 91:4
(3) Salmo 90:2,4
(4) Salmo 42:2
(5) Salmo 1:2-3
(6) Salmo 90:12
(7) S. Juan 3:36
(8) Salmo 94:19
(9) Salmo 94:9
(10) Job 38:2, 4-5, 8, 10-11, 17
(11) Job 42:2
(12) Hebreos 1:1
(13) Génesis 3:8-9
(14) Salmo 100:5
(15) Efesios 3:18-19
(16) Salmo 102:1-2

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