domingo, 22 de septiembre de 2013

Honra a tus padres

jovenes, compañías, educación, consejosHenry Bosch escribió en el Pan Diario:
“Muchos grandes hombres del pasado han sido ricamente bendecidos por lo que aprendieron sobre las rodillas de su madre. Sin ir más lejos, consideremos a Moisés, Samuel y Timoteo. El cuidado maternal e influencia piadosa que experimentaron estos líderes espirituales produjo fruto abundante en sus vidas. También se puede pensar en San Agustín, John Newton y los fervorosos hermanos Wesley, cuyos nombres probablemente no hubiesen resaltado en las páginas de la historia a no ser por las mujeres piadosas que les criaron en hogares donde la ley del amor y el testimonio cristiano eran su guía e inspiración diarias.”
La razón de incluir este pensamiento, es la de hacer un pequeño homenaje a nuestros padres desde el deseo de honrarlos y agradecerles su esfuerzo para criarnos y educarnos como mejor han sabido. El quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre”, y añade una promesa de bendición: “para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” Me entristece ver que a las nuevas generaciones, no solo no se les enseña a honrar a sus padres, ni a los padres de sus padres, sino que además se les enseña con urgencia, la posibilidad de denunciarlos ante la justicia, de exigirles tributo y sostenimiento de manera tiránica y de hacer de la convivencia en la familia, un infierno, si esto le viene bien al capricho del hijo consentido.
Gracias a Dios que este comportamiento no es genérico, pero se repite más de lo que quisiéramos precisamente como consecuencia de una educación permisiva, ausente de valores, ausente de principios que ahora se consideran antiguos pero que estaban a poyados en los consejos que el propio Dios nos da desde Su Palabra: “Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre; porque diadema de gracia será a tu cabeza y collares a tu cuello.” ¿Qué clase de persona puede ser el padre que no desea lo mejor para su hijo? Ese padre es el que clama: ¡Escucha hijo mío!

jueves, 12 de septiembre de 2013

Sabiduría

“El temor de Jehová es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.” (Proverbios 1:7)
sabiduría, conocimiento, principios, valores, disciplina
Salomón es uno de los personajes más conocidos de la Biblia: el rey Salomón. Tengo que confesar que soy uno más de los admiradores de uno de sus libros: Eclesiastés, un libro por el que no pasan los años, que trata las experiencias de este rey como hechos de la más pura actualidad, experiencias que pueden ayudarnos a saber actuar sabiamente en el diario vivir.
Siempre me ha llamado la atención ese pasaje de la vida de Salomón en la que se presenta ante Dios, después de haber ofrecido 1000 holocaustos, que se dice pronto, y Dios se le aparece y le dice que le pida lo que quiera. Todos conocemos su respuesta: “Dame sabiduría y conocimiento.” Y Dios se la da porque no había pedido riquezas ni posesiones, llegando a ser tan popular su conocimiento que su fama traspasaba las fronteras y de ahí que ésta llega a los oídos de la reina de Saba, la misteriosa reina, musa inspiradora de muchas leyendas, la cual viajó hasta Jerusalén para averiguar en persona si esta fama estaba basada en algo real. Una vez que lo comprueba, dice: “¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría! Yo no creía sus palabras hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría.”
Y para saber actuar sabiamente en el diario vivir también escribió Proverbios. Hay un texto (1 Reyes 4:32) que dice que compuso 3000 proverbios y 1005 poemas (otras traducciones dicen ‘1005 canciones’), aunque conviene recordar que en el libro de proverbios también los encontramos de otros escritores, de los que se menciona a Agur y Lemuel, escritores de los que no se conoce su historia.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El Observatorio

observadosNo hace mucho tiempo leí en una hoja del calendario de La Buena Semilla: “Un hotelero, a quién ofrecí unos ejemplares del Nuevo Testamento, me dijo hace poco: “Disculpe, pero el cristianismo está perdiendo velocidad…”. En cierto modo tenía razón. En los países de Europa, cada vez hay menos personas que profesan ser cristianas.”
Contrasta con este comentario la serie de titulares que están apareciendo en el periódico digital “Protestante Digital” bajo el enunciado “Observatorio de Pluralismo Religioso”: Sigue creciendo la presencia evangélica en España…, En España hay 3.353 lugares de culto evangélicos…, La Comunitat Valenciana es la cuarta autonomía con más lugares de culto de las confesiones minoritarias…, Los evangélicos son la minoría religiosa con más templos…, El Observatorio del Pluralismo religioso en España, dependiente del ministerio de Justicia, calcula 223 lugares de culto en la Región de Murcia, de los que 112 evangélicos…, En la provincia de Huelva hay más de mil fieles de la Iglesia evangélica, que es la confesión no católica que más lugares de culto tiene, etc., etc. Y así podía seguir enumerando cada una de las Comunidades españolas que tienen representación evangélica, casi como si de un avivamiento se tratara.
¿No dicen siempre que España va en el mismo tren que Europa? Si según algunos informes, Europa tiene cada vez menos cristianos y según los titulares de PD, en España sigue creciendo la presencia evangélica, es evidente que, en asuntos del espíritu, hemos cogido otro tren, aunque, en estos asuntos no nos dejemos llevar por la euforia de los titulares, porque, tristemente, es aparentemente importante el crecimiento del número de evangélicos en España, pero, ¿qué importa, la cantidad o la calidad?
Las palabras de Jesús resuenan en nuestros oídos: “Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Pocos son los que encuentran el verdadero Camino de Vida que es Jesús mismo. Los que van por el camino angosto son los que pueden decir: Para mí el vivir es Cristo, como decía Pablo. ¿Cuántos de los que se dicen evangélicos son verdaderos creyentes, verdaderos discípulos de Cristo? ¿Cuántos han renunciado a todo por Cristo? El camino angosto es el camino de la entrega personal de la que habla Romanos 12. Pero el Señor nos dice que muy pocos hallan la puerta de entrada a ese camino, porque no les resulta atractiva, porque les exige una renuncia a lo que ha sido su vida hasta ese momento y les aboca a un compromiso con Dios el cruzar esa puerta que es Jesús.
Samuel Pérez escribió: “Solo encuentran gloriosa la puerta y la buscan aquellos que han sido iluminados por el Espíritu Santo de Dios. Encuentran la puerta quienes lloran y desean ser consolados; los que tienen hambre y sed de Dios, despertada por Dios mismo en ellos. Indudablemente quienes se sienten satisfechos con sus vidas y los que buscan la salvación en el camino de la religión, no encuentran la puerta de la vida que pasa desapercibida para ellos. Por esa causa son pocos los que la encuentran.”