viernes, 13 de junio de 2025

El problema del mal

Hace ya más de 7 años escribí dentro de la serie de las "Preguntas clásicas sobre la existencia y Dios" un comentario que titulé: "Si existe Dios ¿por qué permite las guerras, el hambre, el sufrimiento de los niños, etc.?" No es un tema fácil pero suele ser la pregunta que la gente te hace cuando intentas hablar de Dios o dices que crees en Dios. En su momento ya lo dije pero como sigue siendo un tema de debate que siempre está ahí, hoy vuelvo a decir que el hecho de que exista el mal parece que no concuerda con la defensa de la existencia de un Dios de amor.

Cuando hablamos de ésto siempre surgen las frases cargadas de sabiduría de los escépticos, algunos de ellos muy famosos en la época de la Ilustración allá por el siglo XVIII; por citar alguno menciono a David Hume un filósofo, historiador, economista y ensayista escocés, una de las figuras más importantes de la filosofía occidental moderna y de la Ilustración escocesa. Él habló así de Dios: "¿Quiere él prevenir el mal, pero no puede?, entonces es impotente. ¿Puede, pero no quiere?, entonces es malévolo. ¿Puede y quiere?, entonces ¿de dónde sale el mal?" No fue nada original Hume al decir ésto porque muchos siglos antes Epicuro de Samos, un famoso filósofo griego (341-270 a.C.), escribió: "O Dios quiere evitar el mal y no puede; o Dios puede y no quiere; o Dios no quiere y no puede; o Dios puede y quiere. Si Dios quiere evitar el mal y no puede, entonces es impotente y esto contraría la condición de Dios. Si Dios puede y no quiere, entonces es malo, y esto es igualmente incompatible con Dios. Si Dios no quiere y no puede, entonces es tanto malo como impotente, y por lo tanto, no es Dios. Si Dios quiere y puede... entonces ¿De dónde vienen los males? ¿Y por qué no se los lleva Él?" Cuando leo estos comentarios siempre me viene a la mente la situación que se dará cuando estas personas se enfrenten a la realidad de Dios; Jesús lo llama "el lloro y el crujir de dientes".

Pero la realidad actual es que el mal existe. Claro, esta evidencia nos recuerda que Dios ha creado todo. Por la revelación que tenemos en la Biblia, en el relato de la Creación en los primeros capítulos del Génesis, se dice continuamente que Dios dice que lo creado era bueno, hasta llega a decir "bueno en gran manera"; lo que no se dice en ningún momento que Dios hubiese creado el mal. Mirando las diferentes teorías y opiniones, resalta la que dijo el escritor, teólogo y filósofo Agustín de Hipona en su famoso libro: "La ciudad de Dios": "...el mal no es otra cosa que la ausencia del bien". Alguien lo comparó a la oscuridad: "la oscuridad es la ausencia de luz", pues aplicándolo al mal es similar: cuando a algo le falta el bien es que es malo. En la Creación Dios dice que todo era bueno y para que todo fuera bueno y perfecto, sus criaturas tenían que poder decidir, lo que se llama el "libre albedrío", porque sino Dios habría creado robots (máquinas programadas). Por lo que sabemos en el capítulo 3 del Génesis, este libre albedrío sirvió como puerta de entrada al mal.

Evidentemente la Biblia no nos da todas las respuestas; como ya he dicho muchas veces Dios es soberano, Creador y por lo tanto puede hacer las cosas como Él quiera y solo nos revelará aquello que este al alcance de nuestra capacidad mental. En la Biblia está revelado todo lo necesario para conocer a Dios hasta donde podemos entender y todo lo necesario para alcanzar la Salvación y la posibilidad de restaurar la relación perdida con Él. ¿Porque digo todo ésto de nuevo? Porque en el capítulo 2 del Génesis se nos dice que Dios plantó un huerto en Edén y en el medio de ese huerto puso "el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal", árbol del que prohibió comer de su fruto bajo pena de muerte. Esto nos hace pensar que si había un árbol del conocimiento del bien y del mal, el mal ya estaba ahí y las personas en su libertad de escoger podrían hacerlo entre lo bueno y lo malo. No es fácil razonar ésto, entramos en la mente de Dios y no podemos, como cristianos nos humillamos ante la grandeza y la soberanía de Dios y aceptamos lo que Él en su infinita sabiduría haya querido hacer. Y lo que sí podemos asegurar es que nos creó libres, con la posibilidad de elegir, aún sabiendo que íbamos a elegir mal y aún así hizo las cosas y puso ese árbol allí para probar a Adán y a Eva; desconocemos los motivos del porqué Dios permitió la entrada del mal en el mundo, aunque la explicación más sencilla y que se desprende de este relato es que la maldad entró en la Creación como consecuencia de la mala elección de Adán y Eva, pero las razones divinas las desconocemos aunque todo ésto tuvo como consecuencia que el mismo Hijo de Dios sufriera en sí mismo las consecuencias del mal.

martes, 6 de mayo de 2025

¿Quién soy yo?

Dentro de la serie de preguntas clásicas sobre la existencia y Dios "¿Quién soy yo?" se me ha resistido, de
hecho, desde febrero del 2023 no había abordado este tipo de preguntas a veces tan difíciles de contestar, aunque es verdad que si reviso algunos de estos artículos la habré mencionado más de una vez, especialmente cuando hablo de la teoría de "ser producto del azar", como en el último artículo publicado ya hace mes y medio, ¡cómo pasa el tiempo! por eso me toca escribir ya aunque sea contestando a una pregunta con tanta miga como ésta.

Ya sé que a muchas personas este tema les importa poco porque es la típica pregunta que te lleva a temas religiosos y más concretamente a la Biblia, pero como me toca escribir y además tengo eta pregunta pendiente en mi lista de "preguntas clásicas", pues qué mejor que hoy que ¡por fin! tengo tiempo para hacerlo.

Ya hace años que me hice esta misma pregunta buscando la típica respuesta al sentido de la vida y como la Guía más inefable que tengo para contestarla es la Biblia, pues he tenido que abrirla por el principio, por el Génesis, que es donde se nos dice, según Dios, el Creador, ¿quienes somos nosotros? ¿dónde comienza nuestra historia? Y lo primero que nos dice es: "Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra”. Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó." Aquí aparece la palabra hebrea 'adam', palabra que casi siempre significa "hombre" o "ser humano". Nosotros la conocemos más por Adán, el primer hombre creado según la revelación bíblica. Es muy curioso descubrir que este nombre, Adán, es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre: Adán supone ambos sexos y, todavía más curiosos, Adán supone una relación entre personas, comunidad (hombre-mujer). El teólogo alemán Claus Westermann escribió: "Solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano." Yo creo que se refiere a la condición del ser humano de ser una criatura comunicativa, como su Creador de ahí que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es a la hora de relacionarse con otras personas que desarrollamos nuestra identidad como humanos. La versión de la Biblia 'La Nueva Biblia de Jerusalén' dice así: "Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó." (Génesis 1:27). Desde el inicio la Biblia coloca al hombre y a la mujer al mismo nivel; es verdad que Adán se suele usar en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, pero también es cierto que tanto Adán como Eva son nombres genéricos que indican a toda la humanidad. En esta línea es interesante ver la traducción de la Reina Valera 1960 de Génesis 2:23 cuando Adán ve y sabe la procedencia de la mujer: ""Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada." En hebreo 'ishah' femenino de 'ish' varón. 

Volviendo a la primera declaración de Génesis 1:27 tenemos la respuesta de Dios a la pregunta ¿de dónde venimos los humanos? "Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó." Siempre me ha parecido muy importante la dignidad que Dios nos da como criaturas suyas: el ser humano, macho y hembra, al igual que Dios y al contrario de los animales posee características de Su Creador que lo hace superior al resto de los animales, posee un lenguaje y una conciencia, puede pensar, es más, puede meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo, puede responsabilizarse de sus actuaciones ante Dios, entrar en un contrato con el Creador e incluso hacer alianza con Él.

Pierre Grelot fue un sacerdote católico francés, gran estudiosos de la Biblia, teólogo y profesor del Instituto Católico de París, además de ser un experto en arameo; escribió un libro cuyo título nos recuerda sobre qué estamos hablando: " Hombre, ¿quién eres?"; en él escribió: "El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” ... La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice...”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja". El Adam es imagen de Dios. De hecho, de toda la Creación, solo el ser humano fue hecho a "imagen de Dios" para representarlo, teniendo claro que nuestra similitud con Dios es espiritual, emocional e intelectual. 

¿Podías imaginarlo? "Soy un representante de Dios, el Creador", ese soy yo... y tú.

Más tarde el autor de Eclesiastés escribió que hemos distorsionado la imagen de Dios escogiendo el pecado y la inmoralidad por encima de la santidad y de una relación íntima con Dios: "Mira, he hallado solo esto: que Dios hizo al hombre recto, pero los hombres se han buscado muchas otras razones”.

Hoy podemos quitarnos de encima esa imagen distorsionada de Dios en nosotros por causa del pecado, eso sí, no podemos hacerlo solos, hay que nacer de nuevo por el poder del Espíritu Santo: "Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad." (Efesios 4:22-24).

Nuestra procedencia divina nos dice a través de la voz de Dios que Su deseo es que volvamos al Plan primero, criaturas de Dios relacionadas con Él; la Biblia, la Palabra de Dios nos dice que tenemos que "volver a nacer" ¿qué significa eso? Preguntó Nicodemo cuando se lo dijo Jesús y Jesús le dio dos ilustraciones (estoy en Juan 3:8): El viento: "El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu." El viento es invisible, impredecible y, a pesar de ello, evidente, está ahí. La Fuente es Dios y no el hombre. El nuevo nacimiento tiene su origen en Dios (Juan 1:13). Es enviado por Él para obrar invisible y poderosamente en el cambio de vidas. 

La segunda ilustración es la serpiente de bronce de la que se habla en el Antiguo Testamento (Números 21:6-9). El pueblo de Israel había pecado y estaba siendo castigado de manera que muchos morían, Dios le mandó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y que la pusiera sobre un poste bien alto en donde todo el que quisiera mirar pudiera verla. Todos los que creían la palabra de Moisés y miraban a aquella serpiente de bronce eran sanados. Jesús dijo que Él sería igualmente "levantado" como aquella serpiente de bronce lo prefiguraba; evidentemente aquel "levantamiento" iba a ser en la cruz (Juan 12:32-33). El nuevo nacimiento tiene lugar mirando a Jesús como el crucificado por nuestros pecados. El resultado de ese nuevo nacimiento es que tenemos un corazón y un espíritus nuevos y somos hechos partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4); además, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros (Romanos 8:9) y pasamos a formar parte de la familia de Dios (1 Juan 3:1; Juan 1:12) y además, por si todo esto fuera poco, tenemos garantizada por la Obra grandiosa y perfecta de Jesús, la vida eterna ((1 Juan 5:11-12).

lunes, 17 de marzo de 2025

¿Producto del azar?

La obsesión diabólica por quitar a Dios de en medio hace que los ateos atribuyan personalidad y propósito a los procesos físicos mismos. ¿Nunca habéis oído eso de "la naturaleza es sabia? Para los ateos la naturaleza se ha convertido en un sustituto de Dios. De hecho si os paráis a leer algunos artículos o libros científicos, observaréis que aparece naturaleza con N mayúscula o, por ejemplo, cuando se habla de la selección natural, del universo o del cosmos, se les atribuye inteligencia a la hora de tomar decisiones como si la materia fuese capaz de pensar o de decidir tal o cual opción. Las personas que defienden estas teorías se definen normalmente como ateos pero al mismo tiempo les cuesta asimilar que todo lo maravilloso que descubren de la Creación sea producto del azar, por eso se hacen 'dioses' de bolsillo adaptándolos a sus necesidades o antojo, dios sustitutos del verdadero Dios.

Vivir en un universo sin propósito no tiene sentido porque el azar es eso: casualidad, caso fortuito y sabemos que Dios no deja nada a la casualidad, todo tiene un propósito y eso le da sentido a la vida. Los no creyentes lo que hacen para cubrir ese vacío es inventarse los propósitos, o sea, autoengañarse como si ese invento viniese de una mente superior o de la naturaleza o del mismo universo. Por ejemplo, el físico estadounidense Steven Weinberg, ganador del premio Nobel de física en 1979 y ateo, en su famoso libro "Los primeros tres minutos" en referencia a los tres primeros minutos del universo después del supuesto Big - Ben, escribió una aclamada disertación que, desde mi humilde punto de vista, se burla de los creyentes claramente recordándonos que "somos una pequeña parte de un universo abrumadoramente hostil" y que "la vida humana no es solo un resultado más o menos absurdo de una cadena de accidentes que se remonta a los primeros tres minutos" en referencia a los primeros tres minutos de existencia del universo, algo que se supone que pasó hace diez mil millones de años, después de una gigantesca explosión en todo el espacio y que generó este fantástico y minuciosos orden que hoy podemos observar lo que no deja de ser otro accidente interesante el que una explosión de tal magnitud cree orden. 

No tengo datos para hablar de tantos científicos que apoyan su ateísmo declarado en sus teorías que afirman rotundamente cosas que, según ellos, sucedieron hace miles de millones de años, cuando que de las cosas que tienen más a mano, como el fondo del mar o el cerebro humano, apenas han descubierto un porcentaje muy bajo de lo que hay. Pero como son laureados científicos, pues hay que creerles. Pero la mayoría de estos científicos ateos son adoradores del dios "Azar" y no pestañean al decir que no hay un propósito objetivo para la vida humana y además ninguno de nuestros objetivos tiene significado ya que somos producto de la casualidad. Sin embargo, me llaman la atención sus contradicciones ya que tienen muy claro que nuestra vida no tiene propósito, que además es muy breve, pero para algunos algunas de las actividades de la vida son objetivamente significativas y valiosas hasta el punto que se marcan objetivos de luchar por un objetivo que a ellos les gusta y por disputar por él, lo que no deja de ser una contradicción ya que si la vida no tiene un propósito objetivo, cómo es que se inventan esas luchas por conseguir triunfar en su profesión o en la fama si todo eso para ellos no tiene un valor sino solo puntual.

Pero bueno, todas estas disertaciones son difíciles de digerir para un creyente. Las palabras de Dios entran en nuestra mente y nos dejan clara la postura de estas personas que un día tendrán que doblegarse a la Verdad que han negado: "Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la sabiduría de este mundo? Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación." (1 Corintios 1:19-21).

La postura atea no soporta una vida feliz y consistente. No podemos vivir como si la vida no tuviera significado, o sí podemos pero al coste de una vida frustrada desde el principio. En lucha con esos principios, la humanidad lucha contra ellos desesperadamente porque interiormente le cuesta digerirlos.  Algunos pensadores han llegado a afirmar que el hombre moderno no puede vivir sin esas "mentiras": para sobrevivir debe vivir en autoengaño. De ahí que posiblemente ningún ateo vive realmente de manera consistente con su forma de ver la vida porque vive creyéndose sus propias mentiras y haciéndolas verdad y lo peor, subiéndolas a las escuelas y a los institutos para que nuestros hijos se eduquen en teorías que finalmente dictan como realidades demostrables, sin serlo. 

Por eso los creyentes tenemos trabajo y ese trabajo además tenemos que hacerlo con amor y tesón, demostrándoles que esas afirmaciones que defienden carecen de fundamento mientras que el cristianismo si tiene fundamento y todo este trabajo no es necesario que lo hagamos a la defensiva mediante un ataque frontal a sus valores personales sino ofreciéndoles una base para los valores que ellos tienen. Y aquí es donde entra la apologética. Pero esto ya son palabras mayores para las que no estoy capacitado para escribir. Pero si os recomiendo buenos libros de apologética: podéis buscar trabajos de Antonio Cruz, Samuel Arán, William Lane Craig, etc.

 

viernes, 7 de marzo de 2025

¿Quién va conduciendo?

La primavera no me ha despertado, todo sigue oscuro; he escrito el último pensamiento en diciembre
haciendo proyectos para el nuevo año, inmerso en el oscuro invierno y como sigue oscuro, creí que tenía que seguir durmiendo como cuando no ponemos el despertador para una hora prudente, miras a las rendijas de la persiana en la ventana y como ves que está todo oscuro te dices: "Puedo seguir durmiendo otro poco, aún es temprano." ¿Temprano? Quedan menos de quince días para que empiece la teórica primavera pero marzo ha amanecido más invernal si cabe que febrero, con mucha lluvia necesaria y con frío, deseado para los que no tienen prisa por que lleguen las calores.

Bueno, salimos del ascensor y ya podemos hablar de otra cosa que no sea solo del tiempo que hace.

La actualidad internacional, además de que nos proporciona inseguridad, incertidumbre, incluso algo de miedo, lleva a los que somos un poco filósofos, más bien poco, a preguntarnos "¿quién va conduciendo?" Después de que la humanidad ha decidido matar a Dios pensando que ya estábamos preparados para hacer de este mundo un paraíso, resulta que ahora amenaza con la tercera guerra mundial ¡y se queda tan pancha!

Pero ¿no estábamos tan preparados? ¿no creíamos en el hombre? Hace unos días volví a oír en la radio a uno que insistía en que no había perdido la fe en el hombre. Me quedé asombrado. ¿Qué más tenemos que hacer para perderla? En la modernidad se decidió liberarse de Dios porque era lo que nos reprimía, algunos se ahogaban con sus ordenanzas. En la posmodernidad, que es donde se supone que estamos ahora, estamos descubriendo que no tenemos a que agarrarnos, que nuestro planeta va a toda velocidad y sin conductor, y que los que se suponen que tenían que conducir la única solución que encuentran es aumentar el gasto en armas. ¿Es el armarse más el paraíso soñado? ¿Por qué dicen que hay que armarse más? Pues porque los jefes de las naciones más poderosas pueden entrar en tu país como Perico por su casa, por el simple hecho de que aun que su país es tremendamente grande, si ocupan y se hacen dueño del tuyo, el suyo es más grande y tiene más cosas porque se va a apropiar de lo que hasta ahora tenías tú. Como dicen en los anuncios "¡así de fácil!".

Aquí es donde digo que si no creyese en que Dios tiene el control estaría aterrorizado. Alguien dijo alguna vez que "si Dios no existe tanto el hombre como el universo están inevitablemente condenados a la muerte." Alguien me puede decir que la muerte es lo único seguro en esta vida y tiene razón: nosotros, como todos los organismos en este planeta vamos a morir más tarde o más pronto. Pero es que desde ya, antes de que llegue ese momento, lo único que oímos y sentimos a nuestro alrededor es muerte y más muerte. Los poderosos nos miran sonriendo maléficamente y nos susurran desde arriba: "O te sometes o mueres entre terribles dolores." ¿Esta es la felicidad y prosperidad que prometían? A mí particularmente me viene a la mente la descripción que hace Jesús del Príncipe de este mundo: "Ustedes son de su padre el diablo, y quieren satisfacer los deseos de su padre. Él era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso y padre de mentira." O también del relato del Génesis, cuando trataba de convencer a los primeros habitantes: "Ciertamente no morirán. Es que Dios sabe que el día que coman de él, los ojos les serán abiertos, y serán como Dios, conociendo el bien y el mal." 

La acusación de Jesús contra los poderosos de su época sigue estando vigente para los poderosos de este tiempo. Como hijos de Satanás, sus ambiciones y proyectos están rebozados de maldad, orgullo, deseo de más poder y el horizonte que vislumbran es oscuro, no hay luz en él, ni generosidad, ni por supuesto, amor. Porque su perspectiva es la tumba aunque exteriormente se manifiesten como creyentes ¿creyentes en quién o en qué?

"Así termina el mundo. Así termina el mundo. Así termina el mundo. No con una explosión, sino con un gemido." (T. S. Eliot).

Los creyentes, observando lo que pasa desde fuera, desde, como dice la Biblia, la "mente de Cristo", pensamos: El hombre moderno no puede vivir de esta manera y sentirse feliz con su ateísmo. Entendemos que la vida sin Dios no tiene sentido, ni propósito, ni futuro. Y para mí lo peor es que no tiene consistencia en sí misma, no hay a qué sujetarse, este planeta va a colisionar y reventar porque sin Dios no hay nada seguro de lo que depender y eso es la solución que nos dan los sabios de este mundo: Nada. 

La Biblia, la Palabra de Dios da por sentado desde el principio que Dios existe: " En el principio creó Dios los cielos y la tierra." Lo da por sentado, no se pone a explicar si existe, si existía, si de donde vino o qué, simplemente Dios y lo grande de esta simple afirmación es que si Dios existe hay un conductor fiable y además, la vida de las personas no termina en la tumba: "Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio." El espíritu de vida, la persona, yo, tú, volvemos a Dios y luego Dios asegura que las personas resucitarán y se presentará ante el Creador y las personas que hemos creído en Él por medio de su hijo Jesucristo disfrutaremos de la vida eterna y de la presencia y el compañerismo con Dios mismo. ¡Ah! ¡esto es otra perspectiva! ¡Dios y la inmortalidad! es un punto y seguido, da significado a la Creación, da significado a la vida, ese era el plan primero de Dios hasta que entró el pecado en el mundo por medio del Diablo pero Cristo ya ha vencido al pecado, al Diablo y a la muerte en la cruz: "Él participó también de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (este es el diablo)" (Hebreos 12:2).

Entonces, más o menos, estas son las dos posturas: Si Dios no existe la vida es inútil. Pero si Dios existe entonces la vida tiene significado lo que nos permite vivir con sentido, propósito y esperanza. Termino con las palabras llenas de esperanza de Jesús: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, se los hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para ustedes." (Juan 14:2).